Hermano de la noche
o es el viento
o es el álamo.
Son hermanos enamorados
de una negrura
con encanto
y de unos clarores
bajo la bóveda llena de salmos
que quien mira se derrite
como si soles emergentes
lanzaran sus rayos
para convertir
a sus enamorados
en cometas y bolas de fuego suspirando.
La noche es un remanso
de paces que se sienten
de batallas que no cuajaron
de héroes que murieron combatiendo
y de espíritus que andan deambulando
en su regreso al hogar
del cual un día salieron
para no volver nunca más
con aspecto de seres humanos.
En la noche los objetos inanimados
sufren acosos por parte de esos enamorados
que con su objetofilia
les tienden calurosamente la mano
En noches de amoríos largos se casaron
seres humanos enamorados
con un ibook que carga libros como reclamo;
con la Torre Eiffel,
que se le mostró muy esbelta en lo más alto;
con su ex-novio muerto,
del cual espera muchos besos y regalos;
con una montaña rusa,
en la cual se sintió ser de ella su amo;
con personajes de una Nintendo 2,
en la que estos pueden ser héroes y villanos;
con el Muro de Berlín,
y sus muchas lágrimas en el derramados;
con el mismo,
pues se ve en un espejo muy guapo;
con su almohada,
en forma de muñeco de trapo
y con grandes pechos y ojos pintados
de color azul
que a él le producen fuertes espasmos.
Amar a un objeto es descabellado
por mucha punta que tenga el lápiz,
por muy alta que sea la torre que escalasteis en un verano,
por más que lo pienso y le doy vueltas a este asunto tan raro
me viene a la memoria la historia de esos artesanos
que trabajan con el metal, vidrio, madera, piedra o barro
y venden sus cacharros.
Cuanto tiempo gastado
y cuanto amor y lágrimas vaciadas
para que otro disfrute
de lo que amorosamente amasastes y distes forma entre las manos.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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