Hay que leer
aunque luego a uno le digan,
"mire, no me lea, usted,
que luego el libro
no me lo comprará".
Leer de la forma que sea
es fundamental.
¡Ay de aquel que no lo haga
pues se convertirá
en un ser indefenso
ante esa tropa general
que ve el mundo como un huevo
y si pudiera
no dejarían ni la cascara
al que viene detrás!
Esas 6 pesetas que un amigo mío
empleaba para poder leer
aquello que le producía bienestar,
tres tebeos,
fue una inversión real
que a lo largo dio su fruto
y le ayudo a formar
un espíritu independiente
que ahora clama lo que quiere
y por lo que veo, con fiebre y sin fiebre, lo que clamará.
De la de la peseta que echaba en la hucha
ya para que hablar,
si valiente fue en el reto de quedarse sin un duro
más lo fue en ahorrar
para caer en el ese mismo y bendito mal
de leer y releer
todo aquello que le ayudaba
en tiempos de pobrezas,
difíciles de explicar,
a poder sacar la cabeza para respirar.
Más o menos mi historia
viene a ser igual,
yo vendía libros
en una antigua plaza redonda de Valencia
con pinta de palomar,
toda ella de madera y en medio
una fuente
en la que nunca vi agua chorrear
y el dinero que me daban
por vender libros
los empleaba al mismo tiempo en comprar
con lo que al librero el negocio le salía redondo
y a mí tampoco
la verdad es que me fue del todo mal.
Leer, amigos y amigas, leer,
pues el patio está tan mal
que si te lo vienen a contar
corres el riesgo de interpretar a medias o mal.
Leer la prensa
en casa, en la biblioteca, en un andén, en el bar,
leer aunque solo sean los titulares
leer para empezar y leer para terminar.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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