Volvió de un debate
como si fuera el señor de las moscas
y tuviera
pegada en la frente
una tira de pegamento
de las de antes,
de aquellas
que nuestra abuelas colocaban con arte
detrás de unas cortinas
fabricadas con chapitas de refrescos con sabor a queso de oveja y fiambre.
Llego el señor de las moscas
para contarnos con arte
que el está para salvar a España
y llevarles a sus amigos un poco de ese botín
que siempre se reparte
aunque algunos se mueran de hambre.
Él debate de la nación
pasó sin penas
y sin algo que sea contarles
que pareció más
un guión escrito
para un drama sin nombre;
todo un dislate,
al cual se acogieron sus señorías
para que nadie les cuente
que en ese Palacio de Congresos,
donde convive una fauna
con muchos dientes,
se habla de vez en cuando de España
a pesar de los pesares.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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