Él era el creador de sueños
y de tanto repetir el mismo cuento
se ha convertido
en un alma atormentada
que busca consuelo
a pesar de que su oratoria ya no cala en el pueblo.
Mires a la tierra o al cielo
solo encuentras ¡quien dijo buenos vientos!
tormentas que azotan con estruendo
los pilares sobre los que se sustentan los pueblos.
Allí en su solitario encierro
abandonado por todos
y con pesares en su cuerpo
ve pasar el tiempo
mientras una nube negra
en forma pedimentos y más pedimentos
se come lo mejor de los días
y nos deja dudas tan grandes
como las que tuvo William Shakespeare
cuando escribió aquello
de ¡Ser, o no ser, es la cuestión!—¿Qué debe
más dignamente optar el alma noble
entre sufrir de la fortuna impía
el porfiador rigor, o rebelarse
contra un mar de desdichas, y afrontándolo
desaparecer con ellas?
Buen recuerdo y además sinceros
para los pobres
abandonados por el Constitucionalismo regio
a las cloacas de un vertedero
que cuando estiras de la cadena
se lleva por buen reguero
todo aquello
por lo que se luchó
desde los tiempos
en que la servidumbre de la gleba
pasó a mejor recuerdo.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario