domingo, 24 de febrero de 2013

POESÍA: UNA POR OTRA Y SIN TRAGAR SALIVA




Disparos a ceros muere una poesía
al tocar por equivocación un botón del ordenador ¡Pesadilla!
y ver como su lágrima viva se convierte en alegría.
No quería esa poesía
llegar más allá de los remansos de agua alicaída de una pequeña alberquilla
y como si fuera el tallo de un una flor en un ojal expuesto un día
se me vino a morir la poesía en un segundo y sin avisar ¡Así es la vida!
y a ello se debe este pequeño epitafio
que vengo a escribir sin más ánimo que despedirla sin estruendos ni muchas alegrías
pues fue por un momento esa poesía parte de mi alma distraida
y me llego tan hondo y me causo tanta dicha
que la llegue a querer y sentir tanto o más que esta que les escribo
en compensación por la otra de la cual solo quedará este aviso escrito
en esta página casi furtiva de un blog con clara sintonía a romance de enamorados
en una mañana de bajas temperaturas, ¡Y Gobierno a la deriva!
y decía yo
que aquella poesía era arado que abría la tierra
y hacia germinar semillas
con las cuales los mortales nos alimentamos en todos nuestros días ¡Sin prisas!
y venía a describir
como el tallo de la flor crecía y en los campos sedientos de aguas
las amapolas se venían  a vestir del color rojo que da la vida ¡Y los tiros de las carabinas!
y venía yo con mi poesía a atravesar un llano hasta llegar a una alberca donde renacuajos
del tamaño de una cabeza de alfiler prendida en una almohadilla
nadaban y buscaban fortuna
y en eso que esa poesía ya perdida
se transformaba en otra cosa y cual Becquer explotando en rimas
esta se convertía en verso de amor
y en triste alma caritativa ¡Muera la melancolía!
mientras yo me preparaba para salir a la calle y atravesar el vial de asfalto cogido con gravilla
que impregna la suela de mis zapatillas de tristes humores con los que animar un domingo más en mi vida.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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