En la calle se oye la traca, mascletá,despertá y castillo,
en el aire carcomido
por los sueños crecientes
de una noche
que ya se ha despedido
y entre ruidos
que se propagan
y llegan hasta el aparato auditivo
uno que va mascando sus silencios
se siente atraído
por ese misterio naciente
que se siente
venir desde el infinito
y te acompaña sin abrir la boca ni decirte amigo
hasta más allá de donde te crees seguro.
Es el afilador
el que llega
en una moto de marca Vespino
y lo hace entonando una canción
que recuedo de cuando era niño.
Lleva el afilador
chaqueta de colores amarillo
y una piedra de afilar
que si te la acercas
como se dice en mi pueblo a los hocicos
te deja la barba tan rasurada
como la piel de un recién nacido.
En una mañana de despertares
en los casales de fallas
con olores a churros
el orbe ya lleno de ruidos
hace en su seno un hueco muy diminuto
para que un deseo,
en este caso el mío,
en forma de poema
mal bendecido,
llegue de puerta en puerta
para que mis amigas
y mis amigos
puedan con el primer café del día
llenar de sonrisas sus mejillas
con este, del día, mi primer escrito.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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