sábado, 6 de abril de 2013

POESÍA: EVOCANDO A ARMANDO BUSCARINI (VI)


12 veces fueron,
se me pone el alma en vilo,
las que Buscarini
amenazó con lanzarse al vacío
desde aquel paso de las Termópilas,
o viaducto
y no lo hizo
porque formaba parte de un guión
del cual el tenía escrito
la mayor parte de la obra
y solo le faltaba
un final feliz y seguro.

Gritaba: ¡auxilio!
y recitaba: ¡me lanzo al vació!
nuestro amigo
al tiempo preciso
que con miedo en el cuerpo
-el justo-
se asomaba al abismo.

Siempre acudían en su ayuda
una pareja de guardias
que parecían recién salidos
de una novela de  aventuras
de Victor Hugo.

En aquel Viaducto,
al que Cansinos Assens le cantó más de un verso
trabado en sangre de un ser desconocido,
Buscarini se encontraba seguro
pues se marchaba de allí
con las ventas perfiladas para el futuro.

Dicen que en una noche
de silbidos lejanos,
serían víboras
las que clamaban venganza
por algún desatino
de nuestro poeta vagabundo,
taladró la sombra negra,
de la noche abismal
de un Madrid de chulas y chulos,
algún punto luminoso
y los guardias de la pasarela  -dormidos-
tardaron más de lo justo
sin darse cuenta de que Buscarini
pedía su rescate sin precio alguno.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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