sábado, 20 de abril de 2013
POESÍA. NI UNA LÁPIDA TUVO BUSCARINI ENCIMA DE SUS HUESOS
No es una lápida,
al final ni eso,
pudo tener Buscarini a la hora de su fallecimiento,
sino un hondo agujero
donde descansaron sus huesos
antes de ser sacados y tirados en un estercolero.
Ni cubierta de cuero, ni papel laminado,
nada de nada, ni recuerdo,
solo algunas fotografías de quien se río del mundo entero
y llegó a la muerte tan sano de mente
como sus carceleros.
Ël fue más que profeta
y más todavía que aquellos
que de tanto pensar por él
se vistieron con sus mismas ropas
e intentaron inventar
sus ya construidos versos
con trozos de lágrimas
y retales de terciopelo
arrancados a la noche
sin que esta percibiera quien era aquel sujeto
que se incrustaba en su alma y dormía en su seno.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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