Mauricio
Bacarisse pertenece cronológicamente a la generación del 27 y se le
considera un poeta de transición entre el modernismo y el ultraísmo,
movimientos de los que se separa para componer una poesía pura, al
estilo de la cultivada por Juan Ramón Jiménez, aunque con la influencia
de los poetas expresionistas alemanes (E. Stadler, a quien traduce).
Pedro Garfias, revalorizado hoy día como uno de los mejores ultraístas españoles, escribía en El Heraldo de Madrid: ”Y
no quiero cerrar estas líneas sin citar los nombres de dos grandes
artistas que, aun no perteneciendo al ultraísmo, debemos incluirlos
aquí, con emoción idéntica, porque siempre nos ayudaron con su consejo,
con su simpatía y su colaboración: Rafael Barradas y Mauricio
Bacarisse”.
Poeta,
traductor y novelista. Mauricio Bacarisse nace en Madrid el 20 de
agosto de 1895. En la dedicatoria de su libro de poemas Mitos, a
don Ramón del Valle-Inclán, nos cuenta el poeta su visita al maestro
–marzo 1914- , que le acogió alentadoramente. “Aquel joven, casi niño,
que tanto se asemejaba al monaguillo del “Entierro del Conde Orgaz”,
desde aquella mañana de invierno, casi de primavera, ha aprovechado poco
de aquella inicial y generosa enseñanza. Se ha engolosinado, con
exceso, en la larga y sabrosa experiencia que usted preconizaba. Ha
vivido, ha amado, ha sufrido, ha delinquido y ha estudiado inclusive
algunos libros deleitosos y maravillosamente inútiles”.
Catedrático
de Filosofía, en los Institutos de Mahón, Lugo y Ávila. Recorrió las
provincias españolas, comisionado por una Compañía de Seguros. El poema
“Mujeres muertas” le costó un juicio por injurias a la Guardia Civil.
Comienza siendo modernista en su obra El esfuerzo y se declara discípulo de Rubén Darío. El poeta Rogelio Buendía, en la reseña de Umbrales, de Antonio Espina, decía desde las páginas de la revista ultraísta Grecia: “Este
es un primer libro que inquieta y desconcierta. Es un viril comienzo de
un gran lírico. No es Espina una esperanza, es, con su primer libro,
una realidad: un poeta (…). No sigue el rumbo futurista ni tampoco es un
hermano de Bacarisse, que hace un culto del esfuerzo, pero es un hombre
moderno”.
En 1927 publica la novela Las tinieblas floridas. En
sus poemas “El Madrid de las rondas” y “Manifestación del hombre” se
aprecia la influencia de la poesía social. Asiduo a las reuniones del
café Pombo, en la madrileña calle de Carretas, aparece en el cuadro de
Gutiérrez Solana La tertulia del Pombo (1930).
Bacarisse colaboró en la revista Nueva España, dirigida
por Antonio Espina, Adolfo Salazar y José Díaz Fernández, que apareció
el 30 de enero de 1930, el mismo día en que caía la dictadura de Primo
de Rivera. También colaboró en la Revista de Occidente, fundada por José Ortega y Gasset.
Mauricio
Bacarisse muere en Madrid el 4 de febrero de 1931, al mismo tiempo que
se hacía público el Premio Nacional de Literatura que se le otorgaba por
su novela Los terribles amores de Agliberto y Celedonia, una de las más inteligentes e irónicas novelas de la época.
“No es mi propósito extenderme –escribía Bacarisse- en la justificación psicológica de la formación interna de la metáfora, sino demostrar que las metáforas no se quedan en esqueleto verbal o en momia imaginativa. Cobran existencia y viven su vida”.
Francisco Arias Solis
Publicado en el diario España en17/8/1916:
LOS ALMENDROS
Nieve de almendros hay en la campiña.
Armiño en el retoño.
¡ Final de Marzo, primavera niña,
remedo del otoño !
Hay nubes grises como algodón sucio
en el cielo opalino,
que tiene un tinte de dibujo rucio
a carbón y esfumino.
Tierras peladas—vid, esforrocinos,—
color siena tostada,
y en los hocinos verdes cristalinos
de esmeralda tallada.
Allá a lo lejos el picacho alto
a otro mayor se hermana ;
finge una sabandija de cobalto
la azul sierra lejana.
Almendros, florescencias sonrosadas,
siluetas elegantes
que recuerdan pelucas empolvadas
de marquesas galantes.
Una borla de un cisne plumón tierno
y una linda polvera
componen el presente que el Invierno
lega a la Primavera,
que cual la harina que en el aire danza,
blanquea, muela y tolva,
con los polvos de arroz de la esperanza
los. almendros empolva.
Las brisas dejan ya de ser crueles,
vuelan por las barrancas
y arrastran a las flores cual tropeles
de mariposas blancas.
Es que hay algo nupcial en el ambiente
—un aroma de tálamos,—
y el jilguero gorjea alegremente
en los desnudos álamos.
La tierra de la fea barbechera
parece carne ruda,
lujuriosa, morena y placentera
de criolla desnuda.
Los collados se yerguen como senos
en los llanos brumosos,
en cada cima, almendros de flor llenos,
son pezones lechosos.
Su albura llena la mañana tibia
y embriaga el corazón
en una sinfonía de lascivia
que grita anunciación.
MAURICIO BACARISSE
Publicado en el diario España (Madrid. 1915). 7/9/1916:
LOS ESTADOS MAYORES
Por la siena parda de los mundos llanos,
sin gritos metálicos, sin voz de tambores,
van las cabalgatas de los soberanos
Estados Mayores.
Los grises capotes, los cascos bruñidos,
las caras de vieja de los mariscales
gotosos o hepáticos, que lanzan gruñidos
breves y fatales.
Las gafas de oro de los comandantes
cercan los ojuelos verdosos y agudos ;
brillan los monóculos de los ayudantes
que meditan mudos.
Fingen las espuelas luceros de oro
en la noche obscura de las medias botas;
los sables pronuncian un himno sonoro
de punzantes notas.
Se habla en un idioma de argucias complejas.
Lleva el polinomio el triunfo del fuerte.
Son las ecuaciones como las madejas
que urdirán la Muerte.
Del rito estratégico las palabras técnicas
—ataques en cuña, golpes envolventes—,
dichas con recuerdos de las Politécnicas
por los subtenientes.
Europa está herida. Hay sangre y destellos.
Por su inmensa llaga de rojos colores,
como unos gusanos ondulan los bellos
Estados Mayores.
Son tristes y trágicos. Dicen que son buenos
para dar victorias, tierras y cautivos.
No serán amables, pero por lo menos,
son decorativos.
¿Qué importa el Decálogo ni la razón práctica
si pueden servir de tema a un artista ?
Son rosas de luz los sabios en táctica
para un colorista.
En napoleónicas visiones antiguas
vuelve la epopeya que hace un siglo fué...
¿ Por qué resucitan esas estantiguas
que con una lupa pintó Meissonnier?
MAURICIO BACARISSE
Publicada en el diario el Imparcial a 11 de febrero de 1923
SIRENAS
Reman las tres sirenas temblorosas
en el ponto de sal y blancas cifras
con la flor de los polos en los brazos
y la ruta del mundo en las pupilas.
Los ojos amarillos de una encierran
tesoros de avaricia y poderío;
la llamarada de su pelo esquila
el toisón de oro del rebaño liquido.
Verdes cósechas de saber oculto
en el mirar de la segunda ondean;
arrastra a las medusas pensativas
entre la red de algas de la ciencia.
La otra no tiene ni conoce nada.
Sueñan los cielos en sus ojos, pálidos
ópalos que ilusionan a los dioses.
Su mirada es gemela de los cantos
que brizan las estrellas hasta la. hora
en que fenezca el universo. Embustes,
mentiras de coral, cuentos de náca.r,
que ella quiere llevar al agua dulce
del alma de los hombres...
Mas en. tierra
nunca so oye su voz suave y pelágica.
Los ojos de las otras dos fulguran
en los cruentos lagares y en la cráteras.
MAURICIO BACARRISE
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