Es tapia alta
la que separa
a combatientes de una misma guerra,
en un lado están
los que luchan
por saltar la verja
e integrarse en la sociedad
que los detesta
y al otro lado
enarbolando otra bandera
los que no entienden
algo más que no sea
la defensa de sus derechos
por encima de cualquier otra consideración
por muy importante que esta sea.
Armando Buscarini se cansó
un día cualquiera
de ser como una alimaña y dañina fiera
y tal como vino al mundo
desnudo de vergüenzas
se fue
dentro de una camisa de fuerza
a uno de esos lugares
donde las verjas se convierten en una fría frontera.
¿Si alguien se pregunta
que sintió Armando Buscarini
en su exilio de interior
cerca del lugar donde naciera?
Yo creo que la respuesta es,
asco y mucha pena.
Nadie de él se acordó,
nadie por él
levantó una bandera
hasta que un grupo de hombres
poseídos del don de la elocuencia
lo sacaron de ese fondo de baúl
sin vuelta
para elevarlo a la categoría literaria
que se merecía como escritor y poeta..
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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