Huyo de las palabras embarradas
de aquellas que el buen poeta
nunca empleó
para decir te quiero,
para pronunciar amor,
para odiar al diablo
con su cola de león,
o para amar hasta allí
donde un corazón se rompió
víctima de una subida de tensión.
No quiero
o al menos
no busco yo
las palabras abigarradas
vestidas de gala
para la ocasión,
ni la estrofa
aquella que murió
cuando el poeta se fue por las ramas
y habló
de los frutos de un árbol
que eran ¡Válgame Dios!
como el hueso de un jamón.
Verdad amigos
que la poesía
más que talento y reflexión
es libre expresión
como la de aquel difunto
que se despeño
el solo
a su alirón
sin necesidad de precipicios
y por culpa de su pasión
que lo llevó
a un altar con candelabros de latón
donde un sacerdote
muy puesto el señor
se despachó
con aquello de alcance el muerto
la paz del Señor
libre de todo aquello que lo ató
a esas pasiones mundanas
que le produjeron tanto dolor.
Autor: José Vte. navarro Rubio
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