viernes, 7 de junio de 2013

POESÍA: EN UNA CÁMARA DE PINAREJO DONDE NO ENTRABA EL SOL



En un apartado rincón
me encontré ¡valgame Dios!
una zocata y una hoz
que algún antepasado
tío, abuelo o sepa Dios
allí dejó
en una cámara perdida
que al abrirla me devolvió
a aquellos tiempos de matazón
en que en Pinarejo las casas echaban olor
a chorizos, morcillas y apetitoso jamón.

Con muchas penas
en mi corazón
todo por culpa del amor
que uno tiene
a todo aquello que le marcó
 de pronto en la cámara
la luz entró
a través de un pequeño ventano
que tenía por cristal
un viejo cartón
y de esta forma
la estancia se llenó
de todo aquello
que ya no recordaba yo.

Así ante mí apareció
un desgastado azadón,
un sombreo de paja,
unas grandes tijeras
de esquilador,
una plancha
de aquellas de calentar en el fogón,
unas rotas albarcas
y un almanaque de 1942
que llevaba escrito,
oigan por favor:

"Santa Águeda bendita
hija predilecta de Dios
mira por esta familia
que siempre te sirvió
con amor bendito
sin esperar otra cosa que no fuera tu compasión"

Y debajo de la oración
estaba la rubrica del pinarejero
que con tanta devoción la escribió:
Vicente Rubio, para servir a Dios.

Vicente era mi abuelo
de ahí que me venga
una profunda emoción
pues el hombre murió
repartiendo comida a los pobres
en un convento
que en San Clemente  en el siglo XV se edificó
junto a un mercado y una calle
Corredera, era la calle y así se le llamó
por dar la vuelta a la villa como si fuera un cinturón.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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