domingo, 23 de junio de 2013

POESÍA: HISTORIA DE PINAREJO TAL Y COMO A MI ME LA HAN CONTADO XIII

          


              XIII
El amojonamiento va a comenzar
tal y como en ello se va a quedar
junto al Camino Murciano cruce con el de Villar
y de allí
la comitiva va a marchar
hasta el cerro denominado de San Juan
a una linde que miren por donde que casualidad
tenía forma de "Y"
siendo por ello fácil de recordar.

Entre azas
del Convento de Agustinos
y Marcos Ramirez,
vecino, éste, del Villar,
vinieron los azadoneros a enclavar
un mojón de piedra y tierra fácil de divisar
que los del Castillo van a protestar.
ya que según su real opinión
la Dehesa del Pellejero, la Aldeas de la Puebla, Casa Blanca
y el Molino del Licenciando eran de su estricta propiedad.

Siguiendo en el andar
de esa mañana tan particular
recayeron para colocar mojón
en el Pozo Colorado
que era el lugar ideal para marcar la divisoria con Santa María, el Castillo y el Villar
de la Encina, por si alguien no se termina de enterar.

Se continuó
colocando mojones
y era una delicia comprobar
los nombres de las partidas
que debemos cuidar y recordar
a nuestros hijos y nietos si queremos ser fieles a lo que la historia nos viene a contar
.
 De esta forma es de destacar
Ahogalobos ¿Por qué será?.

O el Colmenar de Don Juan de Pinoaga
ilustre este latifundista
que debía mercar
más miel de la que nos podemos imaginar.

O los corrales de Marchante
donde vendrían a descansar
más cabezas de ganado
de las que uno en sueños puede contar.

O el vallejo de "la Questión"
en el que seguro que algunas familias vendrían a cuestionar
sobre su posesión
a la hora de testar.

O El Charcón
con su riachuelo
ahora más seco que un pajar
y en su día de aguas tomar.

O Maciscos
que casi siempre se corresponde
con una pequeña altura
digna de destacar
y que de de lejos se ve
como si fuera la cabeza de un ovino
en medio de una gran pinada y de otras especies vegetales
autóctonas del lugar.

O el alto de la Cueva
que si nadie lo viene a refutar
diré que será la de Motejón
todavía hoy en día sin explorar,
guarida que fue de zorras y lobos
antes de pasar
a quedar convertida en un lodazal.

De esos huertos
que hay que recordar
estaba y ya no está
el de Soriano
junto a un cerro al que es fácil llegar
con solo poner fe y hasta su cumbre caminar.

O el cerro de Chamila
del cual solo he visto otro igual
en Méjico República Federal.

De la Huerta de Perdiguero
estaba y está
en el mismo lugar
aunque de ella no se lo que queda
ni si el Perdiguero era una persona o un animal.

Del Pozo Ancho
ni hablar
puesto que en esto de los Pozos
hay tanta fatalidad
que de haber caído en este
sin saber nadar
hubiera uno muerto en su fondo
a lo visto y sin rechistar.

De la senda del Hormiguero
ya me dirán
como debían ser las hormigas
¡ay de aquellos que se atrevían a pasar!
cuando éstas se encontraban trabajando
y regresaban con tantos granos,
como para llenar un costal,
a la entrada del hormiguero
junto a una viña y un gran pedernal.

En el alto del Cañuelo
se va a hacer una parada
para descansar
aprovechando que había buenas cañas
y la sombra daba para echar
una buena siesta
pues la faena de amojonar
por ese día se daba por finiquitada ya.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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