domingo, 9 de junio de 2013
POESÍA: LA LUZ Y LA CAL EN PINAREJO ERAN UNA DICHA
La luz cae
y en su caída se olvida
del momento en que surgió
y de quien le dio la vida.
Luces de la mañana
con sabores a nuevo día
en un lugar concreto
y a la puerta de una casa
contando esas horas perdidas
en no hacer nada
y en repasar el paso de uno por la vida.
Luces cegadoras
que si miras al astro rey
te comen la vista
como si fueran lenguas de sol relucientes
atravesando el cuerpo
y huyendo a toda prisa
por caminos que de cerca parecen grandes
y de lejos se convierten en una quebrada linea.
Cal y luz.
En Pinarejo era una dicha
ver las paredes blancas
y sujetas en ellas
la luz de un día y el calor de un sol desprendiendo su energía
para crear vida
al amparo de los campos en los que crecen las semillas
y de los cuales el hombre se sirve
para criar una familia.
En los veranos
de luces en los montes perdidas
se oyen las chicharras
cantar sus melodías
agobiadas por el calor
y tranquilas
a la sombra de cualquier árbol bajo el cual hacer de la sombra su salvavidas.
Luz y luces
en una ventana perdida
y detrás de ello una perilla
y un cable largo
de los tiempos en que en esa casa vivía
una familia
acomodada a lo que la tierra daba
y a un sentimiento fuerte de pertenencia a un pueblo del cual se creían hijos e hijas.
Luz
que me tranquiliza
y tras los montes
luz que nos devuelve a otros días
de voces y carreras, de fiesta, toros y alegre música.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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