Cae
y se abre la puerta
a un precipicio
de fondo desconocido
donde la conciencia palidece
como un pétalo de flor
ya en el mes de agosto con calores que quitan hasta el hipo.
El cuerpo yace
tendido
y tomado por el sol
casi derretido
por una fauna de moscas y larvas
de voraz apetito.
Las guerras
y lo que tras ellas
se esconde al mundo
me revuelven los intestinos
al tiempo desmedido
que los efectos de las bombas de napalm
son el alimento preferido que se da
a pueblos sometidos, torturados, violentados
por soldados a sueldo bendecidos
con agua bendita y salmos sacados de un catecismo.
El cariño entre los pueblos
se rompe y hace añicos
cuando así lo quieren los poderosos del mundo.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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