viernes, 7 de junio de 2013

POESIA : TOMATES SECOS DEL CHARCÓN (PINAREJO)







Esta receta es de mi abuela
que así se la enseñó
a mi madre y a mi tía
cuando vivían en la Moraleja,
camino del Charcón,
en una aldea muy bonita
de la que hoy queda
un par de gruesas paredes
y de piedras un gran mojón.

Aclaración:
Lo del mojón
no tiene nada que ver
con Pinarejo, en la Mancha eterna,
sino con la aldea
de la Moraleja
cerca del paraje llamado de la Hoz
con un pozo de agua dulce
con sabor a almendras y a turrón.

Para hacer la receta
daré una sincera recomendación
pues los mejores tomates
a mi gusto son
los de la pera
y dicho esto paso sin más dilación
a describir con esmero
esta receta
de la cual se yo
lo que vi escrito en una libreta
de hojas rotas
y letra hecha
con tinta tan negra como el carbón.

Se lavan los tomates
con agua y sin jabón
y se parten en cuatro trozos,
nunca en dos,
con ayuda de un cuchillo
y sin hacer uso de ningún tipo de tenedor.

Hechos estos menesteres
ahora viene lo mejor
pues se tienen que escurrir
los tomates preparados
para realizar esta operación
y apretar como no
con fuerza y gran tesón.

Toca ahora  ¡como no!
secar  los tomates al sol
que en la Mancha de pleno pega hoy.
y para ello se colocan boca abajo
como si fueran panes redondos
como un balón
empleando para ello
una malla de alambre
con agujeros del tamaño
de un céntimo de vellón.

Se rocían los tomates
de la tomatina de Buñol
con sal fina, hierbas de aromático olor
y de esta forma
como si fueran
la momia del faraón Tutankamón
se dejan reposar
durante un par de semanas, solo dos,
hasta que por fin
los tomates quedan
tal y como en la fotografía
los he dejado yo
para que ustedes los disfruten de corazón.

Ahora viene el horneado
y en esto
presten atención
sobre todo los de Pinarejo
que siguen con atención
esta poesía
en la que un servidor
viene a describir
lo que un día en un viejo pergamino se encontró
en un destartalado arcón
con más historia de la que jamás ningún historiador escribió

En el horno los tomates
se vienen a calentar, si señor,
y como la receta ya está
casi a punto de ser colgada en el blog
solo me queda recordar
que el fuego del horno debe ser bajo, por Dios,
y así y con tres horas de calentón
los tomates quedarán listos para ser comidos o guardados allí donde a cada uno/a le viene mejor.
 

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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