martes, 27 de agosto de 2013

POESÍA: CULLERA Y SU CUEVA DEL DRAGUT


Según nos cuenta  la leyenda, un día  25 de mayo del año 1550, hace ya de  esto que oucrrió casi cinco siglos el pirata Dragut,  lugarteniente del corsario Barbarrojaatacó por sorpresa la ciudad de Cullerallevándose un botín importante de bienes y cautivos. El suceso causó gran conmoción en la Cullera de la época y la villa quedó prácticamente despoblada durante décadas.

EL TERRIBLE PIRATA DRAGUT

Antes de iniciar este articulo, tenemos que hacer las pertinentes presentaciones.
Lectores de Alicante Vivo..., éste es Dragut.
Dragut..., aquí te presento a nuestros lectores.
...
...
¿Cómo?
¿Que no conocéis a Turgut Reis, el terrible pirata Dragut?
No me lo puedo creer.
Sus correrías a lo largo del Mediterráneo, cargadas de sangre y desolación, son famosas en el mundo entero.

Dragut en plena acción

Turgut Reis (1514-1565), fue un terrible corsario turco. Conocido en el mundo de la piratería como Dragut o Darghouth, su nombre original en turco proviene de la palabra "Reis", que significa "almirante".
Nacido en la costa del mar egeo en Turquía, Turgut fue uno de los más famosos corsarios de la historia. Protegido de Barbarroja, luchó contra los Cristianos en numerosas batallas en el mediterráneo e inundó de miedo a sus enemigos por su ferocidad. Para derrotar a Turgut, el Emperador Carlos V envió al almirante genovés Andrea Doria contra él. Turgut fue capturado en 1540 y fue enviado a las galeras como esclavo durante cuatro años, siendo rescatado por Barbarroja, que pagó la cantidad de 3000 ducados para su liberación.
En otras palabras...., pagó una burrada de dinero, para la época en que hablamos.

El Almirante Andrea Doria

Después de la muerte de Barbarroja, Turgut, con 32 años, asaltó la villa de Cullera y consiguió un importante botín en bienes y cautivos; el suceso causó gran conmoción en la Cullera de la época y la villa quedó prácticamente despoblada durante décadas. En la cueva en que, según la leyenda, se produjo el intercambio de prisioneros, se ubica un interesante museo sobre la piratería mediterránea en el siglo XVI.
Pero su siniestra fama se debe también a la llamada ‘‘matanza de Djerba”, isla fortificada en la costa de Túnez, donde Dragut tenía su base de operaciones.
Felipe II quiso vengar la afrenta a su padre y en 1559 armó contra Dragut una flota al mando del duque de Medinaceli, que se dirigió contra Djerba con medio centenar de navíos de guerra y unos trece mil hombres. La fuerza expedicionaria ocupó la isla, pero cayó en la trampa tendida por Dragut, que había dispersado sus barcos. El pirata fue implacable y sanguinario con los prisioneros. Decapitó a todos los que cayeron en su poder y con los cráneos levantó un montículo. No hay cifras contrastadas, pero la noticia histórica dice que fueron... cinco mil las cabezas con las que Dragut levantó su horripilante “torre de las calaveras”, de 11 metros de altura.
De aquellos sucesos, sólo queda un triste monolito en la costa de Djerba.

Y ahora os preguntaréis... ¿qué tiene que ver el terrible Dragut con Alicante?
Muy sencillo.
El 24 de mayo de 1550, desembarcó en nuestras playas dicho corsario, con 27 barcos. Hizo grandes daños a nuestra huerta, arrasando cultivos y apresando a toda la gente que encontró a su paso. Fue un golpe por sorpresa para los cristianos..., aunque, en lugar de ceder al pirata, los habitantes de San Juan salieron a batir a Dragut.
Por desgracia, los susodichos lugareños no debían conocer la ferocidad del corsario, pues todos fueron muertos y arrollados. Cuando las gentes de alrededores, tras cundir la alarma, acudieron a la villa, Dragut se vio obligado a reembarcarse y huir mar adentro.
Siete años después, el 8 de septiembre de 1557, Dragut regresó de nuevo con una armada morisca compuesta por 14 galeras. En esta ocasión, abordó nuestras playas por la parte de la Albufereta. Desembarcaron algunas compañías árabes que se hicieron dueñas de las posiciones en la Serra Grossa y en la Sierra de San Julián. Más tarde, se apoderaron del Tossal de Manises, donde colocaron dos cañones con los que atacaron (y mucho) a la población.
Al parecer, querían hostilizar la huerta para atacar la ciudad.
Sin embargo, la artilería del Castillo de Santa Bárbara y de los baluartes les obligó a reembarcarse precipitadamente, abandonando los cañones y municiones que tenían en el punto de operaciones.
Nunca más, que cuenten las crónicas, se vió a Dragut por nuestras tierras.
Sólo una curiosidad más.
¿Queréis saber cómo murió el pirata?
Veréis....
Cuando el sultán Soleimán atacó Malta en 1565, Turgut unió 16,000 hombres y 15 navíos. Murió a la edad de 41 años, el 23 de junio de 1565 en el terraplén del fuerte San Elmo. Un cañonazo golpeó en la superficie cercana a él haciendo que los escombros despedidos impactaran contra Turgut hiriéndole mortalmente.
Sin embargo, vivió lo suficiente para escuchar las noticias de la captura de St. Elmo.
Su cuerpo fue enterrado en Trípoli.
La ciudad donde nació fue nombrada Turgutreis, en honor a él.
Visité la cueva del Dragut
en un extremo del Faro de Cullera.
Se oían todavía en ella los llantos de las últimas mujeres
raptadas por los piratas
y las risas de sus raptores
mientras se mojaban con saliva sus barbas.

Desde aquella gruta
dicen que partían los barcos
bien pertrechos de víveres, mercancías y seres humanos
hacia unos nuevos destinos.

Hablamos de hace cientos de años,
casi nada, amigos,
de que esto pasará
y todavía esos llantos perviven en este lugar
pues las lagrimas que cayeron sobre las aguas del mar
continúan estando vivas
y azotan eternamente
los acantilados sobre los cuales la oquedad se abre en las entrañas de la montaña.

Me impresionó ver el mar
y su horizonte
y el silencio del lugar
y la tranquilidad del día.

Me sentí en el lugar un extraño,
un profanador casi de tumbas.

Discretamente me aparte hacia un rincón
y toque las paredes rocosas, húmedas, las acaricie
y creí sentir que eran los cuerpos desnudos de aquellas mujeres
que yacían emparedados en en interior de la gruta

Para cuando salí el mar enfadado
lanzaba sus aguas sobre la entrada de la cueva
y me ahogaba atormentado por la idea
que rondaba por mi cabeza. La noche
se llevó a las mujeres lejos, junto a ganados, pienso, comida y oro
y el pueblo quedó en tinieblas
hasta que las primeras luces de aquel día tan largo
se dejaron caer sin casualidad alguna sobre la Cullera violentada.

Gruñía el mar
y algunas gotas de sus aguas
se vinieron hasta mis mejillas. Sus besos, de cada una de ellas
me sirvió de despedida. Corta ella
la cueva volvió a quedarse vacías
con sus paredes frías y mojadas y con sus fantasmas rondando
alrededor y buscando sin descanso su salida.

El faro apagado no fue mi guía
no ahora ni en aquel día.

Autor: José Vte. Navarro Rubio  

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