El mar con su dulzura,
¡el mar!
solo el mar
con su tranquilidad
y esa paz que te inspira
cuando te pones a mirar
y ves su superficie plana
brillar
como si todos los
elementos del cielo
sobre ella se vinieran a
juntar
¡Mar de la mañana
recién levantado y sin
peinar!
¡Mar de mediodía
caliente como una estufa
y apunto de explotar!
¡Mar de la tarde
que se pone a llorar
pues se sabe ya caído y
casi cercano a claudicar!
¡Mar de la noche
que se retira sin mirar
su silueta negra dejando
estelas sobre la arena que se lo quiere tragar!
‘Mar!
Me invade el mar
desde que los fenicios se
vinieron por aquí a instalar
para comerciar con los
nativos de las costas y de los interiores
donde las mercancías se
podían vender y comprar.
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