jueves, 29 de agosto de 2013

POESÍA: EN CULLERA Y AYER

Pensado y hecho
así va a ser
que cerré la puerta y me deslicé
a la calle
que dormida todavía me venía a ofrecer su ser.

Pero la calle no era suficiente para satisfacer mi afán de ver
y la playa vomitaba
toda el agua que no se había podido durante la noche beber
por eso vino a ser
que  me marché
hacia ese río Júcar
que en Cullera viene dócilmente desde siempre a fenecer.

Junto al río Júcar algún que otro pescador
¡que insensatez!
lanzaba al aire cañas de pescar, no debe el pobre saber
que el carbono atrae los rayos con gran rapidez
de la misma forma que el oso busca la miel.

Campos abandonados
a un lado de la ribera del río se ven
repletos de maleza
y de toda la basura
que en ellos se viene a caer por los siglos de los siglos. Amén.

Con este panorama
acorde con el día nublado que nos invade por doquier
me arrimo a esa desembocadura del río Jucar
donde creo ver
ese instante justo en que las aguas, del río y del mar, se vienen a bien entender.

Sigo por la playa
en mi viaje al lugar donde comencé
y entre las dunas,
que en esa parte de la playa todavía son capaces de ofrecer
su redondez,
atino a ver
algunas cabezas
que aparecen
y vuelven a desaparecer
hasta que todo se queda quieto
tal y como debe ser.

La mañana en Cullera
con lluvia a punto de caer
se muestra tan tranquila
que hasta a uno que es muy dado a dormir siesta después de comer
se alarma
pues parece que el verano con su agosto de trigos a punto de coger
acaba de fenecer
con poca pompa fúnebre y sin querer.

Se acercan por la playa
tan plana como un tablero de ajedrez
un chico y una chica o al revés,
que se miran como quien se acaba de levantar de la cama y los ojos le son del tamaño de una nuez.

Continuo por la playa
donde la tormenta vino a caer
y veo como restos de un naufragio ¡Por San José! Exclamé
y entendiendo
que eso no podía ser
saqué un par de fotografías de una zapatilla fabricada en China y de un CD
que llevaba escrito: Me lo tienes que devolver.
No llegue a ver botella de cristal alguna
con mensaje en su interior que poder leer
por ello es que seguí caminando en esa mañana en que el sol no me quiso atender

Autor: José Vte. Navarro Rubio.

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