!Vaya gazpacho que en Alcalá del Júcar me vine a comer!
en un invierno frío de esos de mucho temer!
Tal fue el placer y tanto me alegré
que el gazpacho bailaba por allí donde se debía cocer.
El punto fue la torta cenceña
que algún pastor debió hacer
con buenas brasas, tiento y buen saber,
por eso se
al menos nadie me puedo en ello reprender
que me lo comí con ganas
poco a poco y en ello está la sensatez
para que no produzca acidez ,
pues el gazpacho lleva carne de caza,
liebre, conejo, perdiz y lo que le quieran meter,
ya sean setas de chopo o níscalos que setas de cardo
de esas que en los campos perdidos se vienen a recoger,
¿Ha dicho setas?
¡setas a buen saber y entender!
acompañadas de noble mesa
y para más querer
de vino, mujeres, las nuestras, ¡o, qué! y a comer
que en Alcalá del Júcar hay mucho que recorrer y aprender
pues la Manchuela es de la Mancha
lo que los dientes a la lengua
y lo que el ajo machacado al almirez.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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