Por haber sido tu Alcalá del Júcar
fortaleza musulmana antes de que Alfonso VIII te viniera en el año 1211 a conquistar
te mereces que se te venga a llamar
con el nombre de joya de la Mancha
esa que en el Quijote se ha venido por el mundo a pasear.
Al-Kala fue aldea de la Jorquera
hasta que Pedro I en el año 1364 la vino a señalar
con el título de villazgo y con el paso del tiempo
aduana del camino Real
que va de Castilla al Levante
y del interior de las tierras manchegas al mar.
Blancas sus calles y limpias por el sol que en ellas se viene a mirar
Alcalá se asoma a sus montes y al cielo que con ella suele jugar
sin miedo a caer en la profundidad
de esa hoz por la que un río histórico viene a pasar
saltando entre las peñas que sin rechistar
se muestran serviles al ser golpeadas por la fuerza del agua sin cesar.
¿Quién pudiera Alcalá haber vivido tu historia
desde la prehistoria a la actualidad?
¿Quién pudiera sin más
volver a esa juventud ya perdida y por tus calles pasear
soñando con ser soldado de las huestes de un infante real
o de los Pachecos que por aquí vinieron dominar media España, nada más,
desde el Mediterraneo hasta más allá de donde el sol con sus rayos puede llegar?
¿Poder decir ¡ojala! soy de Alcalá, que envidia me da?
aunque siempre se está a tiempo de venir por aquí para gozar
del enclave más espectacular
de esa Mancha castigada muchas veces por los que nos vienen a mandar.
Sobre una peña Cuenca y Alarcón, sobre una peña Alcalá,
¿que tendrán las peñas que desde siempre en ellas todos los pueblos se quieren instalar?
¿Será embrujo? ¿Sera casualidad?
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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