Cuatro ojos tiene el puente
y ninguno es de mujer
aunque más quisiera el puente que con su mirada absorber
el verdor de las alamedas
y la claror de las aguas al descender
en pos de ese mar que se la quiere continuamente beber.
Puerto seco fue
y como es natural
aduana a la vez
que los romanos construyeron
a sabiendas de que Vitruvio no lo vendría jamás a ver.
Y sin saber el por qué
pervive firme el puente
sin ningún tipo de dejadez
y aunque los portazgos dejaron de tener ya validez
el puente es
entrada obligada para disfrutar y ver
esos tesoros que en las cuevas solo los inocentes a tientas pueden coger.
Si al pasar por el puente ves
los ojos de una mujer
mantén firme el volante
pues puede ser
la princesa Zulema huyendo del moro que la quiere todavía hoy en día coger.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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