domingo, 22 de septiembre de 2013

POESÍA: A LA SOMBRA DE UN CHAPARRO EN PINAREJO ME QUEDÉ DORMIDO



Andaba quieto y tranquilo
ya la boina chamuscada por el sol que apretaba de lo lindo
cuando a la sombra de un chaparro,
arbusto en Pinarejo considerado como el Rey del Olimpo,
me senté un poco, que luego fue un mucho,
para refrescarme con agua de un botijo
que alguien dejó por allí mientras segaba su trigo.
¡Que delicia!
¡Que alivio!
¡Que bondad la de aquel sitio!
Me dormí a la sombra y desperté ya la luna brillando en el infinito,
lejos, muy lejos, se veía Pinarejo, brotando de la tierra
al igual que la simiente que se echa en los surcos para que los campos tengan hijos
y de esta forma los calores convertidos en frescor y alivio
así estuve recordando que por aquellos sitios,
ahora convertidos en cotos de caza y lugares con grandes molinos,
hace muchos siglos corrían los venados, saltaban los cervatillos,
los conejos comían de las frescas hierbas y los lobos aullaban con mucho ahinco
para demostrar a la luna llena su cariño.
Despierto y en alerta me alejé del sitio y me fui
ese era mi destino a continuar mi camino entre pinares y olivos
hasta que llegué a un lugar por todos los pinarejeros conocidos
desde los más pequeños a los más adultos
les hablo del Paleduzar con sus tallos y raíces emergiendo cerca del camino
que por Casa Blanca lleva hasta un Pocillo.
Buena mañana era y tal aire cruzaba por aquel paraje que me sentí de repente muy tranquilo
a sabiendas de que dentro de poco estaría contando mi aventura a algún amigo.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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