Veo en Alcalá del Júcar
unas sierras altas que cautivan
desde lo alto de una hoz
muy cerca de una ermita
en un paraíso de piedras sometidas a la pleitesía
que deben desde toda la vida
a quienes con ellas han construído una parte de sus vidas.
Veo como se eleva la torre de un castillo
que ingenuo de él
todavía sueña creyéndose que domina
todo lo que se alcanza con la vista
un águilas que cerca de las almenas vigila
desde que la memoria del tiempo es repetitiva.
Oigo como surgen entre misterios que no se explican
cantares de aves que se oyen entre las espesuras de unas cabelleras perdidas
en las cubetas con aguas cristalinas
y en las llanuras donde crecen a su aire las viñas.
Y todo esto transita ahora por mi vida
mientras cae la tarde,
mientras se siente el golpe desfallecido de gotas de agua
que trae la lluvia
sobre el cristal de una ventana abierta a un río que inspira tranquilidad absoluta
pues sus aguas se saben el camino
que lleva de una parte a otras de estas tierras sin más nombre que Mancha
y más nobleza que ser desde toda la vida fiel a su cultura.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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