domingo, 13 de octubre de 2013
POESÍA: PARA COMER BUEN PUCHERO LOS CINCO SENTIDOS HAY QUE EMPLEAR
Como toda golosina
el puchero se tiene que disfrutar
con esos cinco sentidos
que Dios para ello nos ha venido a regalar.
Sirve la vista, función auditiva, para mirar y ojear
que los productos que se meten en el puchero
sean de buena calidad.
En ello tiene que ver el color y la textura
y si me apuran más
hasta el tamaño de las piezas que vamos a echar
en esa olla que humea
de lo caliente que el caldo está.
Pasamos al tacto
que como ya saben tiene que ver con tocar
y en ello mucho tiento deberán demostrar
ya que no son buenas las viscosidades y menos en el puchero echar
legumbres y tubérculos que al tocarlos no nos vengan a agradar.
El olfato es esencial
pues con solo acercar el apéndice nasal
allí donde la olla humea
y sus ingredientes se cuecen sin parar
sabe uno como saldrá ese puchero familiar
con el cual
en la casa ese día reinará la paz.
Con el gusto o función gustativa, no hay que jugar
y a poco que probemos los componentes de ese puchero otoñal
con el cual la ama de casa nos quiere impresionar
podremos sin lugar a dudas adivinar
cual es el punto exacto de sal
que le falta al puchero para que salga bueno de verdad.
Y ahora viene la función auditiva,
percepción que no debemos despreciar
pues gracias a ella sabremos de forma directa y natural
las sensaciones que ha despertado el puchero
y en todo caso como poderlo mejorar
con constancia, trabajo y sobre todo con mucha humildad.
Tiento al tiento
no nos venga a pasar
como a aquel ciego que al rondar cerca de donde se hacia un puchero va a lanzar:
Le falta carne, patatas y sal
y a la cocinera gorro y delantal.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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