Con las manos se viene a comer
este plato que les voy a explicar
que es de todos los manjares
el más crujiente que yo he venido a probar.
Consiste en primer lugar
en cortar el rabo de cerdo y calentar
en aceite de oliva sin parara
como si estuviéramos en la feria
de dar vueltas a esos caballitos en los que de pequeño solíamos montar.
Frito el rabo
se suele acompañar con vino tinto del lugar
en jarra de barro y en mesa de nogal
y si hace mucho calor tampoco está mal
cerveza del lugar.
Pobre cerdo la que le venimos a preparar
20 arrobas pesaba
y como si hubiera pasado una enfermedad
de él no ha quedado nada
por no quedar
ni las zapatillas que usaba para caminar.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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