domingo, 3 de noviembre de 2013

POESÍA: GACHAS A LA SALUD DE MI HERMANO JESÚS

 
Hoy tocaba comer gachas
y en eso que ya nadie se acuerda
de aquella época de penurias
compré tocino e hígado y harina
de esa que en el sobre pone para el ganado
y con todo a cuestas me dije
ahora es la mía.
De esta forma me propuse en este día
hacer gachas parecidas
a las que mi madre nos preparaba
de año en año
y que a nosotros, la familia, nos sabían de maravilla.
Me ha tocado freír el tocino y el hígado,
con ajos y patatas de la ribera del Júcar
y después de colar el aceite
y separar la fritura
he echado en  la sartén donde el aceite saltaba a su aire y sin apresuras
tres cucharadas de harina de almortas y la pimienta molida
junto con pimentón de la Vera, clavos y otras hierbas de la buena cocina.
De esta forme removí
y cuando ya se había dado la hora oportuna,
dos minutos de gloria y uno más por si las moscas son cojonudas
eche agua caliente, 600 cc, y sal fina de Porcuna
y removí y removí, vaya angustia,
hasta que todo saltaba en el caldero
como si dentro el diablo tuviera hora de visita
y por último,
ya acabándose de hacer las gachas 
dejé caer en la sartén el tocino, las patatas y el hígado de cerdo frito con mucha amargura.
Todo sobre la mesa
y nosotros con navaja, pan y vino tinto de las tierras de la Manchuela con avispas
comenzamos la ópera prima
que solo se canta
cuando las gachas se pegan al paladar
y salen por la boca tacos sin abreviaturas.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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