sábado, 14 de diciembre de 2013

POESÍA: EN ESTE MINUTO

 

Tuvo que ser en unos arrecifes de coral
entre blancas espumas de olas venidas hasta él para morir
donde encallaron mis ideales
ya disueltos entre sales en los lugares donde naufragan los barcos que no avistan a ver
luz alguna.

Me hice a la mar en un día de pensamientos difusos. Navegué
en una odisea permanente
entre dioses enojados y sirenas cansadas de indicarme cual era el buen camino
para llegar a ese lugar exacto
donde le mar deja de ser una enemiga y se convierte
en un remanso de paz. Con él y con ellas y contigo.

Encontré en la deriva a personajes siniestros salidos
de las entrañas de los océanos profundos
y me rodeé
de piratas y bucaneros que vendían sus tan buscados planos con tesoros ocultos.

En esos mares me hice marinero
sin atinar a saber lo que realmente buscaba y el por qué me había ido
en un día del cual solo recuerdo nieblas, llovizna y frío.

Del mar aprendí cual gratificante son las soledades
cuando en su calma disfrutas de los vientos y colores que envuelven nuestras vidas.

Del mar me llevé entre aullidos
su música experimental nacida en la superficie de sus aguas libres con trazados caminos.

Sé,
así me lo indicaban los astros que en el mar yo dibujo
que en él
las noches son algo más que determinadas horas marcadas en los relojes de los marineros
que beben vino en las tabernas de los puertos de un Parnaso con olivos.

Es por ello
que con él me encontraba a gusto. ¡Mar, a destiempo mi amigo!.

La mar me llegaba y se iba,
puede ser que vigilará hasta que punto
yo le era fiel
sin condicionamiento alguno
y en la mar,
esa que se renueva en las costas
me hice marinero
de un galeón llamado libertad
del cual como patrón único
siempre me encamino
hacia los arrecifes blancos
plagados de peces diminutos
donde se que las ideas se envuelven
de algo más que no sean estos quehaceres diarios
que trazan nuestras vidas y son tan posesivos y poco ilustrativos.

Salvaje el espíritu navega
me va
en pos de un pensamiento que me hiere como si fuera un trozo de hierro al rojo vivo.

Buena suerte amigo
que lo tuyo
queda como simiente allí donde tuviste cobijo,
casa, familia, escuela, amistades, mujer e hijos.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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