domingo, 8 de diciembre de 2013

POESÍA: NO DESISTO DE PENSAR EN ELLO

       I
No desisto
de pensar
            en ello
la vejez de aquel
a quien quieres
con sus días como tronco de abeto
pegados a la carne
en un paseo
de camposanto con cruces de madera mármol y hierro.
       II
Sabe que estás
y se resiste
él, mi viejo,
a que lo veas
como si solo fuera
un instrumento
al servicio de la vida
esa que todos guardamos dentro.
       III
En días de otoño
preámbulo a un crudo invierno
por su mirada se cruzan
destellos de cielo
y pesares que yo presiento
en el fondo de su alma
corriendo por el cerebro.
        IV
Es la vida de los que más quieres
parte de nuestros sueños
y con ellos te levantas
y con ellos te vas cerca o lejos,
y con ellos rumias lamentos
que se quedan quietos
como lágrimas muertas
por la mejilla cayendo.
          V
Él sabe que estamos hechos
para vivir y para morir
y como ríos
de aguas fuertes
y como viveros de sentimientos
en la espera sabe que lo queremos
        VI
Puñal o daga
en su corazón encuentra asiento
y allí espera
como el hacha del leñador de enebros
que la savia que alimenta el cuerpo
se quede petrificada sobre el suelo
para pegar el hachazo definitivo
y despeinar el cielo
con todo aquello que antes era vida
y ahora solamente un recuerdo.
        VII
Cada vez menos
como si fuera un barco fondeado
en un mar de gritos y lamentos
él me dice que anoche tuvo un sueño.
Sueño de otros días
en un pueblo
donde alguien le dijo
que tenía talento.
       VIII
La piel curtida
y el pelo tan blanco
como la nieve que cae del cielo
por su reloj pasa
muy despacio el tiempo.
Todo es y consiste
en sacar el mejor provecho
de estos días tan apagados
y llenos de recelos
como aquellos otros días de tormentas
y aguaceros
en los que sobre el surco crecía el tallo de centeno.
         IX
En la partida
siempre se repite el mismo credo
y cuando desde la calle miro
a ese sexto piso
desde el cual le veo
me marcho pensando
que quizás mañana
suene el teléfono
anunciando la palabra que para nadie quiero.
        X
Es así
  como se llega
y es así como me quedo
todo de piedra,
todo de hierro,
todo de cemento,
todo de lana blanca
dentro de un colchón en el que me duermo.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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