Como quiera que la noche
come lamentos
y en su boca "empalustrada"
con yeso
se remueven las palabras
que dan forma a suspiros y lamentos
en esos momentos
en que se duerme en las casas
y solo el gato o el perro
vigilan con su celo
a todo bicho viviente
que se mueve
dentro de ese ámbito concreto
donde somos
cada vez más sujetos
en manos de quienes nos gobiernan
como si fueramos muñecos.
Como quiera
yo no me detengo
e intento explicar
todo aquello que me hace ser cada vez menos siervo.
Claro que la noche me llama,
en ella me siento
capitán de navío, comandante de puesto,
primero en la fila,
último para lo que quiero,
ciudadano rebelde y si me apuran cronista de los hechos.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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