Desde la barra de un bar
al cual me asomo para ver lo que da de si el día
veo
ni con especial melancolía,
ni con abatimiento ni con prisas
cual es el trascurrir de los parroquianos y cual su grado de empatía
con la situación económica del país
y con su deriva
hacia ese tercer escalón de paises emergentes ¡Vaya felonía!
Uno se encuentra de todo
en ese escaparate al cual yo me acojo en esta poesía.
De esta forma los tenemos
que beben para olvidar,
que beben sin prisas,
que apuran el vaso o copa a toda castaña por abajo y por arriba,
que cuando beben miran hacia la calle, bulevar o avenida
no sea el caso que pase algún conocido y les vea
con la copa apuradisima.
Los que más me preocupan
son los que beben a todas horas
como si fueran esponjas protegidas
y aquellos que bebiendo a destiempo
se beben lo suyo
y lo que hay detrás de las vitrinas.
La bebida nunca es buena
como tantas cosas en la vida
por eso doy un consejo a todos aquellos que de ella abusan
y lo hago con el solo interés de proteger salud y vidas
de los que se emborrachan, pipan o maman
desde que sale el sol hasta que se retira.
Ya lo sabe
Si bebe no conduzca.
Si bebe hagalo con cordura.
Si bebe no se olvide
de que detrás de la bebida hay vidas en juego
ya corra, salte o conduzca.
La bebida la autorizan los gobiernos
porque les sale en gana
y por los pingues beneficios que para las arcas públicas supone su venta demedida
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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