Un poco de mi para que me vayáis conociendo...
Una
vez jubilada a finales de los noventa descubro mi pasión por la poesía y
la novela romántica y esto le da un nuevo sentido a mi vida. Como dije
en una entrevista concedida al Diario Última Hora de Ibiza en marzo del
2.003, “Para mí todo es poesía, todo lo que me rodea me sirve como
fuente de inspiración”. Me encanta escribir y recitar poesía, a lo que dedico mis horas libres.
Mis poesías reflejan mis más puros sentimientos.
También he escrito varias novelas cortas, “Candelaria”
(2.003), “Luz Divina” (2.004), “Paseando por el Puerto” (2.005),
“Soledad” y "Madrelinda" (2.008) entre otras. He publicado varios
libros, "La depresión: Cómo ayudar a un deprimido" (2.009) y "Sin rumbo
a ninguna parte" (2.010), estos dos libros son de autoayuda, y por
último "Añoranzas del pasado" (2.010) que dedico a la gente de mi
querido Pinarejo.
Tengo
que decir que soy de Castilla La Mancha, de un pueblo de Cuenca llamado
Pinarejo, al que adoro y le dedico muchas de mis poesías. Pero llevo
mucho tiempo viviendo en la isla de Ibiza.
Soy
una persona tímida y a la vez inquieta, hace mucho tiempo que garabateo
muchas cuartillas rompiéndolas a continuación, pero el amor y la fuerza
y las ganas de ayudar me han dado el valor y sobretodo atreverme a que
salgan a la luz. No quiero equivocarme porque si me equivoco pierdo la
dirección y tengo miedo a no poder seguir. Siempre que hay algún motivo o
sin haberlo mi corazón dicta a mi pluma los versos que de él nacen a
cualquier hora del día o de la noche…
Agustina Bermejo Carretero
Agustina Bermejo Carretero
Te voy a
hablar de mi pueblo que es Pinarejo
y de la
nostalgia de mi niñez.
Rinconcito
muy humilde con casas blancas de cal,
las calles
con muchas piedras adonde salíamos a jugar,
hacíamos
muñecas de trapo y caballos de cartón.
De
cualquier cosa hacíamos un juguete,
pero éramos felices sin tener tantos placeres.
Los niños
de hoy saben que todo lo tendrán,
por eso
se aburren a la hora de jugar.
Entonces
no había puertas blindadas ni nada que se parezca,
que para esperar
al marido dejábamos la puerta abierta.
Por la
mañana temprano todos a trabajar,
los
hombres a arar y las mujeres a vendimiar.
Por la
noche todos juntos a cenar
el potaje
que en la lumbre se ha cocido,
y
comíamos en el mismo plato y nos estaba tan rico.
Los hijos
se tenían en casa y enseguida a trabajar,
que hay que dar el jornal para ganar el pan.
Los
mayores siempre en casa y ahora todos a la residencia,
que dicen
para cuidarlos tener más experiencia.
Ahora
todos a estudiar porque hay que tener cultura,
pero para
respetar a los mayores no hay ninguna asignatura.
Las cosas han cambiado parece que a mejor,
pero no
se vive tranquilos porque no sabemos
lo que
nos espera a la vuelta de la esquina.
El
resumen ya está hecho, de una experiencia vivida
y todo lo estoy recordando desde la isla de
Ibiza.
Nuestra
patrona Santa Águeda nos mira con gran piedad,
y ella bajo su manto a todos nos va a arropar.
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