miércoles, 5 de febrero de 2014

POESÍA: CUANDO POR PINAREJO ERA DÍA DE ESCUELA

 
AUTOR DEL GRABADO PACO ARENAS

En Pinarejo era día de escuela
con los copos de nieve cayendo desde el cielo a la tierra
y nosotros los niños jugando a hacer un muñeco tan grandes que se alzaba dos palmos
sobre nuestras cabezas.
Nevaba en Pinarejo mientras los corrales se llenaban
de troncos de leña
y de humo blanco, fumata de paz y no de guerra, que salía por las chimeneas.
De mi casa a la plaza
una estrecha senda abierta a golpe de pala nos llevaba camino de la escuela
situada para aquellos días, por ser párvulos de pocas letras,
en aquella casa solariega
que un tal Melgarejo o Sandoval, depende de quien lo lea,
tenía en la calle de su mismo nombre
muy cerca por cierto de la iglesia.
Por allí los Belinchones tenían también parte de su hacienda
y el guarda que lo fue del pueblo
para aquellos años de historia desconocida y negra
habitaba tan cerca de la escuela
que todavía oigo el ruido de sus botas al resbalar sobre las piedras
de aquellas calles tan paseadas por personas, animales, carros y galeras.
Era día de nieve
para cuando esta historia comienza
y llegado el mediodía recuerdo en la misma calle una caldera
y a unos niños y niñas bebiendo aquella leche tan americana y tan buena
que todavía resbala por mi garganta cuando me hablan de ella.
Troncos de leña ardiendo
vagan por mi memoria
y como si fuera
el primer día de clase
y nadie en la estancia aquella estuviera
me veo sentado sobre un taburete mirando con recelo hacia una pared negra
donde resaltan palabras
y algún que otro dibujo cuya imagen difusa se queda
atrapada en el hilo de la memoria para llenarme de impaciencia.
Era Dña Pía mi maestra
y se esforzaba,
aquella mujer buena,
en meter en nuestras cabezas
algo más que no fueran
tarugos de leña y melancolías amasadas en la cocinas de nuestras consciencias.
Bajaba yo
la pequeña cuesta
tirando los libros al cielo
y ya cerca de la casa abadía en un jardín, con aljibe y azucenas
aterrizaba mi pequeña muestra de lecturas educativas
que no iban más allá de las primeras letras.
Cartilla y libreta,
lápiz y talego con un poco de merienda
y como si fuéramos papagayos
enjaulados tras barrotes de hierro forjado en la fragua de Martín, camino de Santa Ana,
recuerdo todavía aquellos cánticos que servían para aprender a leer
por lo que pudiera ser y no era.

Autor de la poesía: José Vte. Navarro Rubio

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...