martes, 20 de mayo de 2014

POESÍA: DE LO QUE COMEMOS Y RESPIRAMOS



El conejo frito con ajos
sirve de lazo de unión
de los que entorno a la mesa nos juntamos.

Sin más preparativos que ese sentimiento de pertenencia a algo
jugamos con los cubiertos y los usamos
para meternos en la boca el fino metal sustituto de los dedos de la mano.

Todo vuelve a ser igual
que el otro día y que los anteriores y que los pasados
ya que en esa mesa regada con agua y vino blanco
se habla poco mientras mascamos
todo aquello que nos viene a la cabeza
y que por miedos ancestrales nos guardamos
para nosotros mismos en el fondo de nuestro bien provisto armario.

Las miradas corren de plato en plato,
fotografía instantánea que sirve para definir a cada uno de los invitados
que hasta la mesa se han llegado para calentar la noche
aunque cada uno duerme en su cuarto.

Los fríos huesos, machacados,
algún día darán un premio Nobel a un sabio
por adivinar dentro de diez mil años
el nombre del animal, sexo, familia y como y cuando murió asesinado.

Que pena y que hartazgo
de comer conejo y de beber como un condenado
agua con sabor a cloro
y aguantar ese telediario
que te saca tres cientos muertos hacinados
en un cuarto de un hospital de Madrid, de esos llamados Universitarios.

El conejo ya bajando por el esófago
y los muertos cubiertos con sabanas de blanco
me invitan a tomar bicarbonato
y salir corriendo hacia el water, aseo, urinario, para vomitar a bocajarro
esos trozos de conejo
ya infectados por el morbo cruel de quienes por dirigir un telediario
se creen con derechos a fastidiar a quien se le pone a mano.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...