domingo, 4 de mayo de 2014

POESÍA: JARKOV Y LOS AVIADORES DE LA REPUBLICA ESPAÑOLA

Un diario de gran tirada
anuncia a fecha
dieciséis de abril
de dos mil catorce
que las moscas
y las chatas
llegaron a llenar
los cielos de Madrid de banderas.

Así era
como Moscas cojoneras
y  Chatas sobre los cielos
besaban con sus espuelas
los lomos de algunas fieras.

El Diario
es El País
y para aquellos que no lo sepan
el asunto tiene que ver
con una,
no se si llamarlo así,
muy fatídica guerra
o simplemente guerra. Tragedia.

Guerra de entre-guerras,
esta nuestra guerra civil o contienda,
y fue tan despiadada y ciega
que todavía de aquellos días quedan
cadáveres bajo los suelos de algunas cunetas
y heredederos de aquella tragedia.

El asunto es
que hablamos de La Gloriosa
aviación republicana
que luchó por la liberación de Madrid
y de lo cual ya todos sabemos
como acabo aquella contienda.

Las contiendas acaban
de forma diferente a como comienzan
en aquello que tiene que ver
que nadie se lleve las manos a la cabeza
en número de víctimas, viudas, huérfanos y miserias.

La Gloriosa fue también Sufrida
y a la vez Heroica
mientras a la otra se le llamaba
La Numerosa,
será por eso
de que llenaban los aires
de aviones italianos y alemanes soltando bombas sin mirar para quien eran

Silbaban las balas
y las bombas caían por decenas
sobre todo lo que pillaban
y entre grandes polvaredas
de huesos lanzados al aire
y de vísceras dando color a la escena
en Guernika la aviación fascista
ensayo su maquinaria aérea.

En Járkov y Kirovabad
se vinieron a formar
unos 800 aviadores españoles
y lo hicieron por servir a la república
y sobre los aires
combatir a aquellos otros aviadores
que sobre España se sentían halcones de alas negras.

Otra vez Ucrania
por aquellos tiempos escuela
de aviadores de España
que llegaban hasta aquellas tierras
para comerse el mundo
y aprender sin necesidad d maquetas
su oficio de aviadores sin más leyenda que servir a la España republicana hasta la médula.

El final de la Guerra
esa que hemos llamado civil
y la otra gran guerra europea
deshizo las esperanzas
de los que lejos de España
se preparaban para regresar a ella
y allí sobres aquellas frías estepas
cada uno de ellos
se las vio como pudo y a duras penas
algunos con el tiempo
pendiente de un hilo deesparto seco por su tragedia
pudo volver a España
para contar aquella dura experiencia.

De todas las experiencias
hay algunas
que rodean al ser humano
y de tanto dar vueltas marean
y esta es una de ellas
con tintes de tragedia
y queda referida con grandes letras
a unos españoles que saliendo de España para su defensa
se las vieron tan negras
que cada uno de ellos cuando lo cuenta
lo hace a su manera.

Cascos de cuero, fotografías
y aviones de tela y de madera
son el recuerdo que queda
de aquella dura experiencia.

Todo colgado
y a la espera
de que los cielos se abran
y vengan hasta esa habitación concreta
las estrellas
para vestirse con gafas y guerreras.

Rojos se les llamaba
y con el tiempo
la democracia les devolvió
lo que siendo de ellos
había quedado perdido
dentro de la retícula negra
de una maquina de fotografiar
que disparaba como si fuera una metralleta
fotografías en las que aparecían aviadores saliendo corriendo para la defensa aérea.

Aviones y más aviones
que sobre el cielo
en posición de combate esperan
ver al enemigo
para apretar el gatillo y hundir la manivela que eleva
los aviones sobre los suelos
como si de papel fueran

Moscas de Moscú
en cajas llegan
con grandes letreros que dicen con letra negra
Polikaupov 1-16
y en otras cajas
tan pesadas como aquellas
biplanos de morro achatado
que sobre los cielos de la Península Ibérica
estarían alertos siempre para la defensa.

De todos los aviones
aquellos que defendieron a la república
todavía resuenan
y alerta están
en algunas de esas Revistas como Ícaro que de ellos no reniega.

Una única opción
y era esta
"ganar o morir"
y si cayendo sobre la tierra
y si en victoria,
y si en un Gulag
o si en París con las tropas aliadas entrando entre miles de banderas
o si contra Stalin, Hitler o Franco
o si con vínculos rotos
o si la muerte y la gloria
sin más vueltas
que el destierro de por vida
o las galeras en un archipiélago de nieves perpetuas
y entre todo esto
de camino a casa
una tumba espera sobre ella
un ramo de flores
pues de estar tan olvidada y desierta
parece el nido de un águila
en tiempo de que los polluelos a ella vuelvan.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

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