sábado, 17 de mayo de 2014

POESÍA: ¿A QUIÉN?

 

El mismo marco para diferentes días,
sobre las macetas se mueve la vida.
Surgida ésta 
desde las profundidades de la tierra
toma aire y respira.
 
El tallo y su cintura
cogen fuerza y empujan
hacia arriba.
Van a la toma del espacio
y a la búsqueda del astro sol
que reina sobre la vida.
Dios de todo es.
De lo que irradia luz, calor 
y ceguera a quienes le miran.

La luz llega tan en silencio
y a ruego 
de mis descaradas preguntas
que creo se siente por mi poseída
cuando abro la ventana
y entra en mi alcoba íntima 
cogiéndome con fuerza y ternura.
Indiferente al lienzo
la luz que me busca 
no acaba de acudir esta mañana,
anda dormida.

Tiene veinte minutos para nacer.
La luz pasa su factura. 
Después 
un tono diferente tomará 
el baile de los grises, las aceras, 
el juego de fachadas. La distancia.
Por la oscuridad el hombre camina.

Es paciente. 
Ha dispuesto su lienzo en la mediana.  En una cornisa.

Coches pasan.
como quien pisa en una bodega uva.
              Es temprano. 
Enciende un cigarrillo. Comprueba 
de nuevo la textura, lo aceitoso  del óleo,
la paleta convertida en pastel de colores sin vela de cumpleaños alguna. Respira.
Sus cuadros no colgarán de pared, ni de techo ni de muralla derruída
pues viven de lo cotidiano y de la libertad que les da la luz del día.

La noche que se arrastra va dejando 
los colores. Quitando sus andamios, 
permitiendo que la luz 
descifre los perfiles, inunde la distancia 
y sus humos caídos sobre el espacio sean algo más
que lo que un catalizador analiza.

Un guardia pasa. 
El silencio lo rompe una sirena.
Bala la noche.
Rebuzna el día.
Maulla la tarde.
Caen al suelo hojas verdes
muy atraídas
por la tierra ¡Que injusticia!

Autor: José Vicente Navarro Rubio

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