Una luz
y un relámpago inmenso
lamiendo las llanuras
y un sable y un turbante y una media luna
y una espada y una cruz
y unos frailes y unos curas
y unas carretas de bueyes
y unas parihuelas tirando de hombres heridos por las pezuñas de las guerras asesinas
y en Granada
se abre La Alhambra
y las concubinas y mujeres y esclavas y mujeres libres se sienten atraídas
por alguien que desde un balcón las mira
y ellas mujeres en su plenitud
y con los deseos llenándoles hasta las barbillas
se sienten altamente poseídas
por el decoro y majestuosidad de aquel varón tapado con túnica
que parece sacado de un libro sagrado de unas escrituras
para ser junto a ellas parte de una aventura.
Es Granada la querida
y son ellas las mujeres granadinas, de aquella taífa perdida, las muy amadas y poseídas
por esos deseos crecientes que no escapan a ninguna criatura nacida
y que en la especie humana
por ser de todas las especies la más protegida
parece, solo parece, que forme más parte de sus vidas.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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