martes, 10 de junio de 2014

LA TABLA GOTICA DEL SAN MIGUEL DE TOUS (VALENCIA)

El 5 de abril de año 1468, el caballero militar Antoni Joan i Marrades, V Barón de Tous y Terrabona, pagó a Bartolomé Bermejo, en Valencia, el primer anticipo del encargo que terminaba de hacerle, para que el joven artista le pintara un cuadro dedicado al Arcángel San Miguel, en el que él mismo iba a estar retratado en actitud orante, con destino a la parroquia de la baronía (creada en 1347, siendo su tatarabuelo Bernat Joan el señor de Tous). En Valencia, San Miguel se asociaba en ocasiones con la reconquista, además era popular y frecuente en la literatura.
Bartolomé Bermejo fue uno de los principales artistas españoles del último tercio del siglo XV, la última etapa del gótico internacional. Dominó perfectamente la técnica del óleo, y los matices de su estilo hacen suponer un período de entrenamiento flamenco, aunque el trabajo de Bermejo no deja lugar a dudas respecto a su origen español, pues su pintura se caracteriza por el refinamiento lírico. Entre sus mejores obras está este admirable San Miguel, un trabajo intensamente estilizado, con las texturas perfectas, maravillosamente decoradas en virtud de armonías y ritmos de colores. Como típico artista español de esa centuria gusta de pintar cuadros en los que el efecto de riqueza sea uno de sus principales valores, y debido a ello, conserva los fondos de oro como era frecuente en la Península. Las pinturas góticas internacionales están caracterizadas por figuras alargadas, trajes elaborados, y con ricos detalles naturalistas. En el caso de Bermejo sus personajes, en general, se imponen por su grandiosidad y por la sensación de estabilidad que producen.
La obra, pintada al óleo sobre tabla de madera, tiene unas dimensiones de 1'97 m. de altura por 0'82 m. de ancho. Se trata de una representación policromada en la que el arcángel aparece con una espléndida armadura ceremonial cargada de joyas. Su cuerpo forma un arco que comienza con la espada que sostiene en la mano derecha en posición de ataque. El arcángel, figura principal, presenta unas alas de
plumas y están sombreadas en tonalidades que van del rojo al verde. La coraza de la armadura, que parece de oro, refleja las agujas y torres góticas de una ciudad (probablemente Jerusalén Celeste). La colocación de la capa que lleva San Miguel produce la sensación de estar volando. El autor quiso, al parecer, producir el efecto de personaje sobrenatural. En la parte inferior derecha aparece la figura del demonio, una figura que llama mucho la atención, el polo opuesto al bello arcángel. Se trata de un monstruo mezcla imaginaria de dragón y otros animales. En la parte inferior izquierda aparece la figura arrodillada de Antoni Joan, con una espada que algunos especialistas califican de auténtica maravilla. El suelo es básicamente de piedra, con piedras, hierbas y algunas amapolas.
Todos los indicios indican que el San Miguel de Tous era la parte central de un retablo que estaría compuesto, además, por cuatro piezas más. Estuvo en la primitiva iglesia de Tous, como parte central del retablo barroco que presidía el altar mayor, que sin duda existió en ella hasta que, casi tres siglos después, hacia 1740, se trasladó el mismo a la nueva Iglesia. La Iglesia se construyó bajo el señorío de los Castellví (Condes de Carlet), en unos solares existentes junto al río Júcar, y es la que conocimos
antes del traslado del pueblo y aún después de 1982, cuando por la rotura de la presa emergió de las aguas.
El transcurso del tiempo, el consumo de velas y aceites para el culto a lo largo de los siglos y la humedad derivada de las muchas inundaciones, provocaron que a finales del siglo XIX el cuadro estuviese muy deteriorado. De las inundaciones sufridas, la más terrible para los habitantes de Tous, de la que se guarda memoria, fue la del  4 y 5 de octubre de 1864, ésta dejó -en palabras reflejadas por el informe regio redactado por D. Miguel Bosch y Julià- a la Iglesia en muy mal estado, pues el agua
subió dentro de la misma a la altura de 6'64 m. sobre el nivel del suelo. A ello hay que añadir que en 1878 hubo otra riada.
En un inventario parroquial, practicado el 28 de diciembre de 1864 entre D. Ramón Benlloch (cura párroco de Tous) y D. Ramón Millet (regente de la misma, nombrado por el Arzobispo por la enfermedad que afectaba al primero) se mencionaba, entre los bienes propiedad de la parroquia, un "cuadro del Arcángel San Miguel". Posteriormente, D. Francisco Catalá (cura ecónomo) hace otro inventario, firmado por el Juez D. José Fantova y D. Pascual Guitard, el 27 de diciembre de 1878, en el
que refleja que hay "un cuadro de madera de san Miguel muy deteriorado que dicen tiene algún valor". El 15 de mayo de 1886, después de la toma de posesión en la Parroquia de D. Francisco Berrinas, se realiza un nuevo inventario en el que se recoge "un cuadro de San Miguel muy deteriorado". Y en el inventario de 1902 ya no aparece la referencia del cuadro y, por tanto, parece claro que entre ambas fechas tuvo que haber desaparecido.
Se desconoce qué hizo que el marchante alemán Charles Dowdeswell apareciese por el empobrecido Tous. Es inexplicable cómo pudo primero llegar allí (un pueblo sin ni tan siquiera camino carretero, casi olvidado y oculto) y después adquirir un extranjero el cuadro central del retablo de San Miguel. Y además lo hizo por el escaso caudal que posibilitó la compra de los candelabros y la cruz procesionales. Quizás la llegada del tren al vecino pueblo de Alberic, en noviembre de 1895, facilitase la transacción. Es un época oscura de la que poco sabemos. Según algunas informaciones, que no se han podido comprobar, en 1890 ya estaba la obra en Berlín, en manos de un comerciante alemán.
Pero según el investigador D. Elías Tormo, el que mejor ha estudiado el tema, es en 1904 cuando aparece y lo adquiere Sir Julius Wernehes, en cuya casa palacio ha estado en poder de sus herederos (Sir Harold y la familia Butter) hasta que en agosto de 1995 fue adquirido por el gobierno británico para la Nacional Gallery, el principal museo de Londres y uno de los más importantes del mundo. Precisamente como "espléndida tabla, y una de las adquisiciones más importantes que ha hecho la N.
Gallery en los últimos años" es calificada por la dirección del museo. El cuadro debió salir de Tous, pues, hace cien años. El cuadro aparece en una de las salas principales del referido museo en un lugar destacado.
Desde hace algunos años se había desarrollado la idea de recuperar el cuadro. Vista la imposibilidad de ello se asumió la consecución de realizar una copia artística del cuadro original que fue venerado en Tous durante cuatrocientos años. Finalmente se eligió aprobar el proyecto del joven pintor, también de origen cordobés como el original, I. Cevaquevas Siles. Desde entonces el pueblo de Tous ve a diario la copia que se hizo a mitad de la década de los noventa.

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