domingo, 22 de junio de 2014

POEMAS SACADOS DE UN CUADERNO ROTO (5)

 


En el parque  me veo escrito
como si fuera página
de un libro. Y en esto sigo
con aquellas partes de un viejo manuscrito
que sirven para entender su contenido.

Vuelvo para ser en ese libro
punto y aparte impreciso
de un nuevo relato
que habla de cosas que yo no he dicho.

Guión de palabras enjauladas
que vienen a concretar
suspiros y miedos a lo desconocido.

Coma para seguir hablando
de lo mismo
como si el tiempo no hubiera pasado
y el ronroneo de las palabras
no sirvieran para otra cosa
que no fueran para reponer el mimbre de la cuna de un niño.

Punto y seguido
de una corrida
ya con un toro de muerte herido
y un tendido
de pañuelos extendidos
pidiendo la vuelta al ruedo
del torero o anticristo
cubierto de oro, plata y seda sacada a un capullo.

Admiración por lo hecho,
casi siempre lo justo
como aquellos pastores de mi niñez,
oculta tras una mata de tomillo,
que regresaban de sus trashumancias por las tierras altas trayendo consigo
entre sus manos recias de buenos niños
los balidos de los corderos nacidos en las mañanas de pastoreo  por los campos perdidos.

Interrogación sin más apuros
que para dejar las dudas
junto a la corriente de cualquier río
o para al igual que las golondrinas que anidan
bajo el balcón de un viejo edificio
ser un emigrante eterno
encaramado en la valla que separa lo tuyo de lo mío.

Comillas perezosas
acostumbradas a matar su hambre
vestidas con traje limpio
sobre el que se ven escritas
unas palabras que dicen: Vente conmigo.

Mayúsculas con cara
de perro herido
el día que su amo murió
y descubrió que sin él nacía a un nuevo mundo.

 Minúsculas distraídas
con cara de aburridas y sin novio de turno,
en un salón de baile
mientras una pareja se distrae bailando un chotis aprendido
en la verbena de La Paloma
al calor de un buen vaso de vino tinto.

Puntos seguidos
en el ombligo de una página de un libro
a punto de saltar al vacío
para dignificar el nombre
de sepa Dios que individuo.

En este libro
todo entra de continuo,
entre ello
lo tuyo y lo mío
como presente de lo que fuimos
 y como futuro desconocido.

Me preocupa de este libro
sus tapaderas duras
como el alma de algunos individuos
y su índice concreto
que lleva
sin grandes apuros
a esa página concreta
donde uno se retrata con sus dichos.

El prologo lo quiero
pues como buen grano de trigo
ayuda a llenar el saco
en el cual las palabras cogen ritmo.
y el final
me gusta siempre que sea lo último,
es decir despedida y ayuno.

EL ISBN
me produce problemas en el intestino
pues lo encuentro tan absurdo
como el escribir por escribir
y para que recuerden a uno
más por lo que ha escrito
que por lo que dejo hecho de su mano y oficio.
Son números encadenados
en las paredes de un abismo
siempre seguidos de una banda en blanco y negro
para que de ella cuelguen pajaritos
son como el ajuste final de un canal de televisión de los años del franquismo.

Las citas en los libros
son palabras duras
sin sentimiento alguno
como si su dueño se hubiera muerto
de un tiro limpio
y sobre su tumba se dejara escrito:
se marchó para no volver por otro camino.

De un libro me voy
para seguir haciendo ondas
sobre el agua de un río,
y mendigando compromisos
con los cuales construir tejados bien servidos de vigas y tejas para que nadie pase frío.

Autor: José Vicente Navarro Rubio



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