martes, 10 de junio de 2014

POESÍA: EL SAN MIGUEL DE TOUS DE BARTOLOME BERMEJO



Fuera de su retablo vive San Miguel
en un museo de Londres, El National. Gallery,
diseñado a la usanza de los cementerios
donde las obras de arte cuelgan de las paredes
como los melones de mi pueblo
de las vigas de madera
de cualquier habitación.
Aquel San Miguel de Tous en Valencia
reclama un lugar de honor
en el pueblo para el cual fue concebido
junto a un pantano
terror
de quienes viven aguas abajo
y de vez en cuando sienten
su furia interior.
Iglesia la de Tous
bajo las aguas de un pantano
ya sin otro ornamento interior
que las peladas paredes
donde las aguas se vienen a morir
sin nada más que pedir al Señor.
Aflora de sol en sol, luna o relámpago multicolor
su campanario
para que todos sepan que allí
todavía a fecha de hoy
se resiste a su muerte
a pesar de que ya no es la casa de Dios.

Autor de la poesía: José Vicente Navarro Rubio


El cuadro San Miguel de Tous (1.88 x 0.81 metros) del artista cordobés Bartolomé Bermejo es una tabla que muy probablemente constituiría la parte central del retablo del altar mayor de la primitiva iglesia de Tous. La obra se contrató en Valencia el año 1.468 por el Señor de Tous, Antonio Juan, que aparece en actitud orante en la parte inferior izquierda del cuadro.

En aquella primitiva iglesia de Tous estuvo la obra desde que el artista la concluyó (hacia 1.480) hasta que a finales del siglo XVIII se construyó el nuevo templo, donde fue reubicada y permaneció durante casi 100 años. A finales del siglo XIX fue vendida por el cura de la parroquia al marchante alemán de obras de arte Charles Dowdeswell para obtener fondos con los que adquirir unos candeleros y una cruz para las procesiones y entierros. En 1.904 la obra fue adquirida por el inglés Sir Julius Werneher en cuya casa-palacio de Londres ha permanecido hasta el verano de 1.995 en poder de los herederos de Sir Julius. En agosto del mencionado año, quizá acuciados por necesidades de liquidez monetaria, los herederos decidieron subastarla, pero las leyes británicas, muy proteccionistas en lo que a conservación del patrimonio cultural se refiere, permiten a los museos británicos cubrir las cantidades de salida de las obras a subastar y adquirirlas. Así, La National Gallery se hizo con este fenomenal cuadro para su museo de Londres, donde puede ser admirado en la actualidad.

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