martes, 17 de junio de 2014

POESÍA: OIGO Y DIGO


1)
En la antesala del silencio,
un suspiro,
del que surge un llanto casi extinguido.
Las mujeres perseguidas
por esos desiertos de palabras hechos y buenos oficios
por nosotros mismos construídos
llaman entre gritos, piden auxilio.
¡Qué no cunda el pánico!
Todo está controlado amigo
desde la prensa que a veces cuenta más que lo verídico lo oído,
hasta los testigos,
pasando por el que dicta la sentencia
y continuando por el que defiende a sabiendas de que se juega un veredicto.

2)
Se resiste a ser mancillada de continuo.
El trigo crece limpio
y ella sabe que es trigo limpio.
Se repite la historia,
no hubo testigos,
los vecinos dicen,
parecían buenos amigos,
pero la realidad es otra
y se viste de largo como si fuera domingo,
cada vez que una mujer muere
y deja en el mundo huérfano a  un hijo.

3)
Si se quieren
a ti que te importa lo suyo.
¿Acaso los labios de mujeres
cuando se juntan
no merecen del mejor de los cariños?
Si se aman
ama tú
y no ofendas con tus palabras
a esas desconocidas, ellas piensan solo en lo suyo.
Sexo contra sexo
mujeres que se quieren
como quien quiere a un hijo.
Espartanas ellas
pues no han sucumbido
a las guerrillas urbanas
de esos sus enemigos
tan aparentemente buenos
y tan interiormente suyos.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

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