En el parque se rompe el sol
y de su seno brotan como miles de sonrisas
y en ello que no es poco
se hizo el milagro de la transfiguración
que tanto me gusta
y en toda la grandeza de una tarde alicaída
se convirtió en reina la luna
que para esos momentos en el cielo se desnudaba
para mostrase toda ella llena de dulzura.
Una paloma llega
para cuando mi vista se posa sobre sus plumas
y lo hace
vaya historia la suya
sin saber lo que dará de sí el día, quizás,
trigo, avena, pan duro como la arcilla
o café molido o tortilla.
De todo comen mis amigas
y entre ellas se hablan como si supieran que en ese día
no les faltará la comida.
La dieta depende de la mano que les tira la comida
y si es la cena última
seguro que de algún Judas.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario