sábado, 30 de agosto de 2014

POESÍA: GORRIONES CAYERON POR MI GARGANTA

Me embebí de la ciudad.
Celosamente me llené de ella. Gorriones cayeron por mi garganta,
por mis ojos entraron estrellas. Silencios.
A duras penas los oídos con su membrana de piel suavizada por la cera
podían aguantar ese ruido a fiesta que desgajaba las láminas de la persiana
y entraba a bocanadas llenas.
Hay un bingo social en una calle
con números que tocan a quien más apuesta, para que vuelva.
En las mañanas retorno a esa rutina que despierta
a todo bicho viviente, de los que viven a sabiendas
de que se acabaron las vacaciones
y comienza la fiesta.
Fue una noche de borrachera
a luna llena,
de sabores que ya no recordaba ni sabía que podían existir sobre la faz de la tierra.
Las plantas sedientas
recibieron el agua suficiente para alzarles esa moral que les andaba ya por tierra
y el perro acostumbrado a otro tipo de vida vuelve a estar otra vez prisionero de su inocencia.
Me emborraché como las hormigas de ganas de vida y de tierra
y salí a la superficie tersa de la ciudad
para ver esas borracheras de quienes andamos por ella
disfrutando de lo poco que nos queda. ¡Alerta!
Vuelve el que se marchó y lo hace sin más herramientas
que sus ansias de descifrar los mensajes ocultos de las telenovelas
y emborracharse, para que lo entiendan, de agua fresca.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

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