miércoles, 3 de septiembre de 2014

POESÍA: COMO EL ARBUSTO

            I
Es tuyo o es mío,
es
sin más testigos
un mal de nuestros tiempos
al cual no hemos sabido
poner cascabel alguno
que no sea
el lamento infinito
de quienes pierden el trabajo
y como si estuvieran por el demonio poseídos
solo se preocupan
de quitarle hierro a su infortunio.

           II
Y ahora es el momento
justo
de volver a lo mismo
al día a día, canastas de membrillos,
que nos hace más combativos
como el arbusto
que en la montaña tomada por los cielos ennegrecidos
se siente
dueña del terruño
que abarca con sus raíces
hasta allí justo
donde unos pocos llegan
pidiendo a gritos
agua y sustancias orgánicas
con que alimentar al árbol su hijo.

          III
En el paseo de una playa
toca su instrumento
un músico
en un extraño verano
en que las gaviotas se vienen con sus picos
hasta las papeleras
para llevarse entre gritos
envases de helados con sabores distintos.
Suena el clarinete
y el eventual músico
mueve los dedos
que parecen extraños juncos.

        IV
Se abalanza la mañana
sin más testigos
que una tarde que suena
en el espacio infinito.
Pasa un coche
a la velocidad que al conductor le viene a su gusto
en una calle muerta de un domingo
donde en un bar que se abre a las espaldas de uno
se oye al camarero pedir a gritos:
un paño húmedo
para limpiar las mesas
y poner en orden el servicio.

         V
No mata el hierro ni el acero
con que se hacen los cuchillos,
no mata la bala
que en el espacio no conoce de amigos,
no mata la soga
pues el cáñamo se lo comen los periquitos,
no mata el arma
de madera, cobre o vidrio,
mata el otro,
aquel al que llamamos amigo


Autor: José Vicente Navarro Rubio

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