lunes, 27 de enero de 2014

POESÍA: LA RAMA SOBRE EL VACIO



La rama sobre el vacío
mientras la rana canta
y la hoja cayendo se marcha
en pos de ese descanso
lejos del espacio en el cual nació para ser del árbol su vestimenta de gala.
Hojas en el otoño
por el suelo jugando en los parques, veredas, sendas, avenidas, plazas, calles y cañadas
como si fueran algo más para lo cual fueron pensadas.
En las batallas
las hojas desde las trincheras
avisan del invierno que se acerca con su camisa blanca
corriendo de un lado para otro
sin dar tiempo a que los montes, llanos, vaguadas, llanuras y tierras escarpadas
puedan escapar al aliento que el frío desesperadamente propaga.
Son las hojas verdes, marrones, rojas, azules y encarnadas
los colores de la paleta de un pintor
y sobre ella se escampan
todos los matices que por los ojos se perciben
con tan solo abrir la vista a la luz del sol por las mañanas.
El aire se lleva, el aire trae, con el aire se marchan
las últimas hojas que por los suelos todavía se resisten a  no formar parte
de ese conjunto de verdades cartesianas
que nos fijan a la tierra para descanso del alma.


Autor; José Vte. Navarro Rubio

POESÍA: ¿SI EL GALLO NO CANTARA QUE SERÍA DE ESPAÑA?

 
¿Si el gallo no cantara?
Si el gallo
sin la gallina,
si el pavo
sin la pava,
el gallinero no parecería
una casa de música barata.
Gallo de Nochevieja,
gallo de mirada enconada,
gallo de pasión,
gallo que no calla,
que la pía,
que canta
y que se desbarata.
¿Qué le importa al gallo?
¿Al gallo que le pasa?
Los gallos
en los pueblos
solo los recuerdan sus amadas
cuando necesitadas de amores
los encandilan y llaman
con dulces sonidos
nacidos en las gargantas
mientras agitan las alas,
mientras los gallos
se dejan llevar
por ese rumor a vida
que nace en el fondo de sus almas.
Son gallos
que de tanto poner su vida
en manos de sus amadas
se sienten en los corrales
y pajares de media España
dispuestos a ofrecer combate
con tal de que nadie les diga
que son como las gallinas
cobardes en el trato
y taimados en las celadas.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESÍA: EN AGUAS MANSAS

 
En aguas mansas
el nocturno iniciaba su viaje en pos de una lejana playa.
Noche de temores
escondidos en la recámara
de una vieja maquina.
Noche sin más ni menos patrañas
que otras noches
de otras batallas.
Noche de amoríos
en una tranquila cala
con olas llegando entre ráfagas de luces salpimentadas de gotas fluorescentes de saladas aguas.
Noche de temores,
noches de esperanzas. Noches con mayúsculas,
noches de espadas templadas y de guerreros indios danzando y matando su miedo entre las brasas.
Noche a la intemperie
sin el calor de unas mantas
bajo un viejo puente
de un río por cuyo cauce no pasa el agua
y noche
de esas noches,
de otras noches,
de noches de lunas estrelladas
contra el asfalto de una carretera por la que pasa la vía láctea.
Es noche
y todo se acaba
hasta la muerte por la noche
dicen que parece menos pesada.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESÍA: NO, NADIE, NADA,



Nadie
es a nada,
a silencio,
a voz que se calló,
a voz
que nunca habló.
A
voz
que
ella
sola
se marchó
detrás
de
alguien
que pasó
De la misma forma
nadie, ni nada, no, sin más que decir en esta ocasión.
Todo es
igual o peor
de lo que una piensa,
de lo que pasó.
Nadie, es un híbrido panzón,
mancha oscura,
oscuridad sin corazón,
sin dolor ni pasión.
La nada
nos envolvió
para cuando llegó
esa ocasión
de decir "No".

Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESÍA: RESACA INVERNAL


 
Resaca invernal.
Flores de loto, Nilo y sueños entre balas de  algodón.
Resaca, fuego y temor
al dolor
de los que sufren
con o sin pasión. Siempre dolor.
De los desesperados. Dolor.
De los hambrientos. Dolor.
De los enamorados. Dolor.
De los finados. Dolor.
De los que velan. Dolor.
De los que aman. Dolor.
De los enfermos. Dolor.
De los parados. Dolor.
De los engañados. Dolor.
De los desalojados. Dolor
Del dolor
de un fin de semana que ya pasó
quedó
un sinfín de horas
y sin más 
esta ventanilla se cerró.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

domingo, 26 de enero de 2014

Letra de Spanish Harlem de Ben E. Kin

 There is a rose in Spanish Harlem
A red rose up in Spanish Harlem
It is a special one, it's never seen the sun
It only comes out when the moon is on the run
And all the stars are gleaming
It's growing in the street right up through the concrete
But soft and sweet and dreamin'

There is a rose in Spanish Harlem
A red rose up in Spanish Harlem
With eyes as black as coal that look down in my soul
And starts a fire there and then I lose control
I have to beg your pardon
I'm going to pick that rose and watch her as she grows in my garden
I'm going to pick that rose and watch her as she grows in my garden

(There is a rose in Spanish Harlem)
La-la-la, la-la-la, la-la-la-la
(There is a rose in Spanish Harlem)
La-la-la, la-la-la, la-la-la-la
     
 Hay una rosa en el Harlem hispano
Un rojo se levantó en el Harlem hispano
Es el especial, nunca ha visto el sol
Sólo sale cuando la luna está en la carrera
Y todas las estrellas están brillando
Está creciendo en la calle
Justo a través del concreto
Pero suave y dulce y soñando

Hay una rosa en el Harlem hispano
Un rojo se levantó en el Harlem hispano
Con ojos tan negros como el carbón
Mira hacia abajo en mi alma
Inicia un incendio y luego pierdo el control
Tengo que pedir perdón
Voy a buscar esa rosa
Y verla como ella crece en mi jardín

Voy a buscar esa rosa
Y verla como ella crece en mi jardín

(Hay una rosa en el Harlem hispano)
La la la, la la la, la la la la
(Hay una rosa en el Harlem hispano)
La la la, la la la, la la la la
(Hay una rosa en el Harlem hispano)






VASILI ZAITSEV: ENEMIGO A LAS PUERTAS Y MEMORIAS DE UN FRANCOTIRADOR EN STALINGRADO







“ENEMIGO A LAS PUERTAS” PELÍCULA Y FINAL VERDADERO
La película “ENEMIGO A LAS PUERTAS” Reproduce casi fielmente la história de este francotirador, aunque en la película se reencuentran Vasili y Tánia, el verdadero final fué mucho más triste, veamos lo que la história nos cuenta:
“la menuda francotiradora rubia, Tania Chernova, se recuperaba lentamente de una herida en el vientre, que estuvo a punto de costarle la vida. Había soportado bien la noticia de que la operación que había sufrido le impediría tener hijos. Obedeció las órdenes de los médicos al pie de la letra y empezó a contemplar la posibilidad de una rápida liberación de su confinamiento.
Pero cuando recibió una carta de un amigo del 62 Ejército, su mundo se derrumbó. El amigo le escribía que su novio, Vasili Zaitzev, héroe de la Unión Soviética, había muerto debido a una explosión durante las semanas finales de la lucha en torno de la fábrica Octubre Rojo.
Aquella noticia le produjo a Tania una aguda depresión. Con el paso de los días, su fuerza física aumentó grandemente, pero los médicos se percataron de que muy pocas veces mostraba interés por nada de cuanto le rodeaba. Por el contrario, pasaba horas enteras mirando al espacio como si tratase de recuperar un momento ya ido¨” Lo cierto es que Vasili no murió,.
El superfrancotirador que se acreditó matando a 242 alemanes en Stalingrado, antes de que la explosión de una mina terrestre le cegara temporalmente y aclamado como héroe de la unión soviética, se casó y se estableció en Kiev como director de una escuela de ingienería, Tania nunca lo pudo olvidar…


¿ES AHÍ LA GUERRA? GILA

 

http://elpais.com/elpais/

El humor es ese género al que cualquiera cree que puede hincarle el diente. Así lo creen los chistosos televisivos, los imitadores profesionales o esos hombres de cara marrón que se pegan con velcro a las barras de los bares; también los escritores tildados de serios están convencidos de que el humor se hace con la gorra y a veces se ponen graciosos, aunque lamento decir que la mayoría de esas veces la cagan, porque el humor es un don con el que se nace, y que brota del defecto más que del virtuosismo, del oído más que de las lecturas, de lo popular más que de lo sublime. El humorista es un ser trágico porque provoca mucha felicidad inmediata, pero luego ve desvanecerse su gloria, en cuanto se apagan las risas y sale a la intemperie. El humorista es el que se lleva la peor parte de la posteridad, porque el discurso humorístico es el más difícil de traducir a otro idioma o a otro tiempo, y suele ser flor de una vida.
En la esencia de Harpo y Gila late un deseo de mejorar el mundo a través de una visión irónica de la desgracia
Para colmo, el mejor humor español ha sido cosa de pobres o inspirado en gente humilde, por lo que, salvo que sean textos bendecidos por la literatura, el tiempo sepulta aquello que en su día hizo reír al público. Hubo un hombre en España que representó más que nadie ese humor de los desgraciados, de aquellos que comenzaron a catar la dignidad en tiempos de la República, que lucharon en la guerra por defenderla, y que luego fueron humillados por una dictadura que los sometió a una moral ultracatólica que ahogaba la expresión espontánea del sentir popular. Ese hombre fue Miguel Gila. Gila. Solía comenzar Gila uno de sus clásicos monólogos diciendo que cuando él nació su madre no estaba en casa, pero la realidad no fue exactamente así: el que no estaba en casa era su padre, que murió en un accidente meses antes de que él naciera. El niño Miguel se crio con sus abuelos en una buhardilla de la calle de Zurbano de Madrid; a los 14 años ya era mozo en un taller mecánico y a los 17 salió de ese mismo domicilio para irse a la guerra con el Quinto Regimiento.
Todo esto lo estoy leyendo en su prodigioso libro de memorias, Y entonces nací yo, donde narra con claridad, bonhomía y buena prosa la vida dura de un muchacho de clase trabajadora que gracias a su inteligencia y a una desbordante vitalidad sale adelante en los años más difíciles del siglo pasado. Yo andaba buscando estas memorias desde hacía tiempo y a punto estaba de tirar la toalla dado que este libro que vio la luz en 1995 está descatalogado y ni la editorial que lo publicó tomó la precaución de archivar el documento. Por suerte, reencontramos nuestro ejemplar, que andaba prestado, y pude sumergirme en las peripecias de este hombre genial. Me recuerda su manera de contar a la de Harpo en sus memorias: muchachos de familia pobre que se enfrentan con inusitada alegría a los golpes que la vida les asesta desde la cuna. Harpo no sufrió una guerra, ni Gila disfrutó de un Hollywood, pero en la esencia de ambos late un optimismo inquebrantable, un deseo de mejorar el mundo a través de una visión irónica de la desgracia.
Y entonces nací yo no es un libro divertido aunque haya humor en él, es una crónica detallada de la vida popular de un chiquillo en los años veinte, donde uno se adentra en un piso de pobres, y conoce el mobiliario, la comida, los horarios, los olores, los váteres comunes, la ropa remendada, los baños en barreño de los sábados, el frío, las pillerías de los golfillos de barrio, la crueldad de los adultos hacia los niños, la bondad seca de los adultos hacia los niños, los cines, el olor a churro de las verbenas, las crónicas de sucesos sangrientos que el niño lee a su abuela, y luego, la tragedia de una guerra de pobres, en la que los soldados, aun siendo de distinto bando, se hablan en la oscuridad o juegan partidos de fútbol los de un bando contra los de otro. Gila vivió eso para contarlo. En el año 1951 salió espontáneamente al escenario de un teatro. Iba vestido con su viejo uniforme de soldado, llevaba consigo un fusil de mentira e improvisó el que sería su primer monólogo:
Aquel público del 51 se levantó para aplaudir al extraño humorista que bromeaba sobre una guerra
“Le dije al comandante: ‘Que vengo por lo del anuncio del periódico, para matar y atacar a la bayoneta y lo que usted mande’. Y me dijo: ‘¿Qué tal matas?’. Dije: ‘De momento, flojito, pero cuando me entrene…’. Y me preguntó: ‘¿Traes cañón?’. Y dije: ‘No. Yo creía que la herramienta la ponían ustedes’. Y dijo: ‘Es mejor que cada uno traiga lo suyo. Así el que rompe, paga’. Dije: ‘Yo lo que traigo es una bala que le sobró a mi abuelo en la guerra de Filipinas. Está muy usada, pero lavándola un poco…’. Y dijo el capitán: ‘Y cuando se te acabe la bala, ¿qué?’. Y dije: ‘Pues voy a por ella, la traigo y disparo otra vez’. Y dijo el comandante: ‘Es mucho jaleo: no vamos a parar la guerra cada cinco minutos para que tú vayas a buscar la bala”.
Aquel público de 1951 se levantó para aplaudir al extraño humorista que bromeaba sobre una guerra de la que todos tenían heridas abiertas. Ese fue el principio. El final feliz sería que un buen editor rescatara este libro maravilloso del olvido y lo volviera a poner en manos de los lectores. Esto sí que es memoria histórica, la de un hombre que se definió a sí mismo como un soldado que se quedó en su patria para morir de pie y al que luego hicieron vivir de rodillas.
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