sábado, 13 de septiembre de 2014

¿QUÉ FUE DE ELLOS?



Fue la rama del árbol crujiendo
y con ello el lamento
inanimado y soñado por el destello
de un rayo sobre un tronco cayendo.

Fue patria de hambrientos
y se les sirvió plomo ardiendo
que salía de los peines que quemaban los cabellos.

Fue la guerra en la que solo creyeron
al fin y a la cabo
los que en ella murieron
pues de la tierra se llevaron el recuerdo
del corazón, el suyo, ardiendo,
por la patria en la que creían y por el momento
en que la paz devolviera la concordia al pueblo.

Todo fue
como los incisivos
que esperan las horas en que rasgar un velo
un sueño
en que dos poetas
hermanos en eso de nacer y crecer bajo el mismo verso
un día se despidieron
para ya nunca más volverse a sentir sujetos
del mismo lazo y de los mismos recuerdos.

Por todo el universo
y por todos los muertos
se unge mi pensamiento
de aquellos hermanos Machado, Manuel y Antonio,
¿qué fue de ellos?

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: COMO LA PIEDRA DEL MOLINO


Como la piedra del molino,
como el trigo en la era,
como el silencio que nos alcanza,
como el trino de gorriones,
así es la vida, como la luna llena,
en una mañana
de suave aire a la espera
de que alguien venga
atraído por esas melodías sinceras
que trasmite la calma cuando ante ella piensas
en lo que ha sido de tu existencia
y en lo que de ella esperas.

Un hombre mira el paisaje desprovisto de alambradas y trincheras
y ante él se confiesa
de todo aquello que le ronda
desde que tuvo inteligencia.

En esto que nos lleva
del paraíso de lo irreal
con pavos reales vestidos de fiesta
a la miserias de las grandes lagunas donde los pobres se alimentan de sus penas
queda
solo un viaje de pocas leguas
con paradas incluidas
y noches de sueños con bellas cantinelas.

Arrullo, solo arrullo, es lo que queda
de aquellos días en brazos de quienes se sentían tan llenas
que hubieran muerto por sus crías
sin dar al tema más vueltas.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

viernes, 12 de septiembre de 2014

POESÍA: EL PROGRESO MAL ENTENDIDO Y LO QUE NOS LLEGA



Lo que tu piensas
tiene la importancia que merece y si en estas
por el camino te encuentras
otra cosa diferente,
ya sea hierro de fragua o piedra,
te cambian de pronto las ideas
y te vas detrás de aquello que solicita de tu presencia.

La vida no es tal y como te la cuentan.
La vida es como una herida abierta
que duele y pesa
tanto o más que todo aquello de lo cual ni siquiera en ello piensas
y mata por dentro de manera muy lenta.

Nunca el hombre sospechó
que sobre la tierra
pudiera haber algún día máquinas programadas tan bien hechas
que fueran capaces de llegar hasta allí donde es incapaz de llegar la ciencia.

El hombre se da cuenta
que su peso ha decaído
y que sobre el planeta tierra
se mueven otras fuerzas
tan grandes o más que las llamadas de la inteligencia.

Fingir es obviar lo que el día a día nos enseña
por eso el presente debe servir para conciliarnos con la naturaleza
y mirar con una cierta alerta
lo que se vende como progreso
y se puede convertir en la cruz de nuestra existencia.

Esto es lo que queda
de unas reflexiones hechas
a la luz el día
con una ventana que enseña
el desfilar constante de las dudas por delante de una puerta
o lo que es lo mismo ratonera.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

jueves, 11 de septiembre de 2014

POESÍA: ES EL CALOR EL QUE LLEGA




Para cuando el calor llega
aprieta tomiza y se cala la visera
por debajo de las orejas.

Calor y espera,
mientras revienta el orbe
y el sol empuja con tanta fuerza
que se derrite la vista y tiembla
el pulso que late por dentro y por fuera.

Llega la tormenta
de calor y de arena
entre espejismos y lentejuelas
que acercan la conciencia
a un paraíso de arena
donde los lagartos viven a la sombra de las peladas rocas
de agua sedientas.

Es el calor el que llega
y en las escuelas
los termómetros rompen la barrera
de la capsula de cristal
en la cual el mercurio se mueve buscando grados y más grados con que demostrar su grandeza.

Sofoca la tarde
mientras el agua se mueve por la senda
que le marca la vida
dentro de una acequia
de paredes de barro y fondo de guijarros tan pulidos por fuera
que al cogerlos resbalan
como si fueran sanguijuelas.

A la sombra el calor suena
como si fuera una guitarra española
tocada fuera de esas horas de siesta,
a la luz de una bombilla por el humo quemada
y en la mesa
vino oloroso y jamón de pata negra.

El calor en España
y la primavera tan lejana
que los árboles lloran a sabiendas
de que primero serán como las siembras por la sed muertas
y después si el frío aprieta peladas calaveras
antes de que el ciclo de la vida se vea
culminar entre despedidas a manos sueltas.

Calor y veas
como queda la tarde
y como nos llega
la noche esa
que con su nocturnidad acompañada de leyendas
ronda las camas
y se tapa
bajo las sábanas
hasta la cabeza.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

lunes, 8 de septiembre de 2014

POESÍA: PARA CUANDO LA TORMENTA PASA

Para cuando la tormenta pasa
solo quedan sobre la tierra lágrimas.

El golpe seco de la yesca prende la hojarasca
y en la montaña
los relámpagos son como los gritos secos de las piedras
cuando ruedan por una vaguada.

De nada sirve, de nada,
ni los rezos ni las plegarias
pues la tormenta cuando cae siempre lo hace vaciando su panza
entre alaridos que se alargan
por el firmamento que los amasa
para dejarlos cocer en las páginas
de algún poema que transmuta la lluvia en melodía sagrada.

Vivir sin saber
para cuando vendrá la calma.
Mientras las cataratas del cielo dan paso
a esas épocas de calmas
en que los desiertos son solo arena y piedras
por el sol convertidas en alhajas.

Detente ruido y saca
tu lengua cargada de palabras
que el viento es para el agua
como la espada para la garganta.

Para cuando el ruido se marcha
queda en mitad de la calle anegada por el agua
la piel mojada de quienes por ella pasan.

Suena el agua a cascada y solo es agua
tan tenue y blanda
que se usa para lavar la cara. Suena el agua
al golpear sobre las tejas y caer mansa
a través de una ventana
e imagina ser lluvia blanda,
loada, rezada, esperada y cantada.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

domingo, 7 de septiembre de 2014

POESÍA: TARDE DE NEGROR EN EL CIELO

No es la palabra la que resuena como un eco,
no es en ello
de la cuerda de un violín su nota más perfecta, el lamento.

Es el trueno
el que desencadena la tormenta
que nos llega casi corriendo
para los momentos
en que el cielo se pone negro
y le viento retraído dentro de una burbuja de hidrógeno se queda tan quieto
que la luz
sobre las montañas se convierten en un espejo.

Retraído y con mucho celo
se va vistiendo el cielo
de ese color tan de duelo
que ya quisiera para si mismo
el cementerio
poder decorar sus días de entierros
con ese escaparate que le viene al pelo.

Y ahora qué. Para este instante
el sonido del aguacero
es como la limonada que cae de la jarra al vaso y del vaso al cuello
para descender por los interiores del cuerpo. Buen provecho.

Borra toda la huella el viento
y el suelo a la espera queda
de ese regimiento de aguaceros
tan distraídos y locos
y tan del cielo
la cortina que separa el interior del firmamento
que cayendo
devolverá la vida a todo aquello
que espera el agua como si fuera de todos los alimentos el que más llena el cuerpo.

Para cuando un hombre mira el cielo
ten por seguro que detrás de la mirada
vendrá el recelo de acertar en aquello:
de que hay que ponerse a cubierto.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: POR AQUEL PASEO

En el paseo de aquella playa
ya en en el recuerdo
eramos soles ardiendo y los deseos
puntos pequeños
que se iluminaban por dentro.

En aquel paseo, junto a la playa,
rompiendo el agua su bravura
contra el hormigón convertido en queso,
todos a una y cada uno a su encuentro
con la tarde que se trae
el frescor de los recuerdos
y la ternura de otros días bien condimentados entre besos.

A dónde irá el hombre que andando espera que el reloj indiqué la hora en punto
y con ello el momento de emprender el regreso
a las cuatro paredes vacías bajo el mismo techo
que el dolor que le oprime por dentro.

A dónde irá
esa tonelada de versos
que dejados caer pueden romper el tiesto
donde la rosa se abre y nos da ese olor perverso
a carne que se rompe entre los dedos.

Cómo llamar a todo aquello
que uno ve en el paseo
de una playa remonta que en los otoños se convierte en alameda de árboles muertos.

Avanza la memoria
entre profundos abismos y agujas de acero
que detienen los recuerdos
por miedo a que destapen de aquel paseo
sus escondidos sentimientos.

Flor de un día. Cocinado alimento
en los fogones de una cocina y en el paisaje abierto
feroz desierto
entre mudeces y anocheceres
que veo cuanto más me acerco.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: EL FUTURO PERFECTO



Busca en tus días,
restregate en ellos,
vete a su encuentro.

Los días no vuelven sin venir a cuento.

Océanos por delante
con sus acantilados salpimentados de profundos agujeros
donde anidan las gaviotas,
en ellos veo,
lo que busco y aquello
de lo cual
voy a su encuentro.

Ser joven
con sus imperfecciones lamiendo
el atardecer de los días
y las noches temiendo a las sombras que desde lejos se acercan en pequeño cortejo.

Todo está pactado, todo menos, la muerte que se mece
y al menor ruido del junco seco
se lleva por delante el tallo y las raíces, todo menos, el vuelo de los sentimientos,
que se quedan para siempre meciendo en un lóbulo seco.

Queda de nosotros
el polvo de lo que hicimos,
los huesos del esqueleto,
el nombre escrito en una lápida de cementerio
y para tormento lo que se cuenta sea cierto o incierto.

Hoy vuelve hasta mi, en ello creo,
el lazo que me unía a la vida que me corría por dentro,
una fotografía en blanco y negro
en la que vive desde pequeño
una estampa de lo que fui en un determinado momento.

La fuerza de la vida
se junta para decir al mundo entero
que por encima de lo todo aquello que suena a rematado cencerreo
hay un verbo que si se conjuga con acierto
da lugar al nacimiento del futuro perfecto.

   Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: LA TUERCA Y EL TORNILLO



Es la tuerca la que aprieta
y se hunde sobre el tornillo
y a cada vuelta de rosca se oye un quejido
a rama rota
que emerge de un tronco desnutrido.
Y en cada instante
en esa fabrica que es la vida
aparecen llaves de todos los tipos
para apretar las tuercas,
de ese grifo
que si una vez era fértil dador
de refrescante liquido
ahora se ha convertido
en un instrumento de adorno
del cual brotan entre periplos
lágrimas que hace nacer ríos
de nostálgicos y pobres del mundo.
Ya tenemos la llave y el grifo,
la rosca y el tornillo,
con su cabeza y cresta
y con su paso incluido,
cuello de cisne y avance sobre los desiertos del mundo.
Ya tenemos la llave
y casi el patíbulo,
las personas sobre las que ejercer el sacrificio
y a los dioses de las finanzas reconvertidos
en becerros de oro, total falsos ídolos,
por el pueblo maldecidos.
Cae rayo
y con tu esplendor infinito
llévate al reino de las tinieblas
a quienes de ellas nunca deberían haber salido.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

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