sábado, 27 de septiembre de 2014

POESÍA: ¿CÓMO SERÁ EL HIMNO DEL NUEVO MUNDO?



¿Cómo será el himno del nuevo mundo?
¿Sonará a toque de tambor incitando a esclavos y cautivos para que se muevan al mismo ritmo?
¿O será, tal vez, un apocalíptico canto de difuntos?
En la vida todo son invenciones que nos llevan hacia futuros
tan difíciles de prever que lo que hoy pensamos
mañana formará parte de un teorema antiguo.
Es la velocidad de la luz por la cual hoy se mueve el mundo
y los instantes que antes eran siglos y ahora son segundos
los que guían este nuevo orden con fundamentos construidos sobre falsos suelos de barro quebradizo.
¿De que sirve enseñar si el alimento recibido se convierte en falso trino?
Se destruyen las culturas y se acaba con los enemigos del orden preestablecido
por las grandes potencias del mundo
que para estos momentos están pensando solo en lo que les es propio y suyo
y calla el desprotegido y se lamenta el ofendido, aunque le opriman con el yugo.
He aquí, sin más artilugios, que el pensamiento sereno, lo que intuyo,
cuando salgo a la calle y miro y
cuando oigo el ruido mundano
que no provoca rebeliones ni levanta más polvo
que el de mis zapatos cuando patean por los caminos.
Los lazos indisolubles de los pobres del mundo
se han convertido
ante el progreso incesante de los ricos
en coronas de difuntos.
Vaga cual cada uno a lo suyo rota la Internacional como himno
y destruidos los fundamentos que daban cobijo a las inquietudes de los desprotegidos.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: ENTRE BRAZADAS DE PALABRAS



Brazadas de palabras unas con otras
crean orígenes de frases y con ellas compromisos
que ciertos hombres reparten en aquellos lugares del mundo
donde los grilletes alguna vez oprimieron los tobillos de los trabajadores.
Hablo en masculino y con la propia voz de las mujeres
me dirijo a los gentiles en defensa de ese genero vilmente perseguido
por ser femenino.
Yo subo por los peldaños de una escalera, busco,
los enclaustrados habitáculos donde se cobija todo aquello que persigo.
El lamento de los pobres sonando a aullidos,
el quejido de los enfermos tan desprotegidos
que la gran manta del cielo no les puede dar cobijo,
la sed del que no sabe,
el grito de quien recibe sobre sus espaldas latigazos de continuo.
Todo esto persigo para hacerme con ello un sitio
desde el cual poder lamentarme a mi mismo.
La situación del ser humano sobre el mundo
cambia de forma tan lenta que no se aprecian cambios significativos
y para cuando llegan las recesiones
siempre vuelca el carro que lleva el trigo cuando va vacío.
Yo no acepto, pues hay otros caminos,
la realidad del tiempo en que vivimos
y no comulgo con el olor del capitalismo
pues es dañino
como el zarpazo del oso y el bocado instintivo del leopardo de ojos felinos.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: TENÍA LA NOCHE UNA RENDIJA



Ha sido el mugido del árbol matado por la oruga
el que me ha hecho despertar y mirar hacia esa alameda de años caducos
que se quedan detrás de mi vida.
El tronco trepanado, las hojas convertidas en hebra
y las raíces hundidas. No, no, no huyo
de esa fotografía y de ese instante
en que uno se da cuenta de que en el uso que hizo de su vida
se olvidó de la grandeza que significa
huir de las corrientes que guían hacia la muerte de las aguas de los ríos.
Cantaba la cigala, la alondra se reía, la perdiz clamaba compañía
y el lobo que murió soñando ovejas que no veía
corría detrás de una pista que le llevaba al cepo que convierte los huesos en astillas.
¡Que dulce melodía
la de los días pasados que se guardan como acordes de música!
¡Que dulce que todo resulta!
He pasado como pianista el día
dando a la misma tecla para ver si de ella salía
aquella melodía
que de pequeño me llevaba de puerta en puerta y de gatera en rendija.
Del olvido de quien no olvida están hechas muchas líneas de nuestras vidas.
Tenía la noche una rendija estrecha y profunda
a través de la cual los sueños se iban tras la brisa que se lleva todos los días
las penas y alegrías que en los despertares se esfuman cuando las almas resucitan.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: COMO UN ÁRBOL, UNA FUENTE, UNA ESTRELLA



Era analfabeta
como un árbol,
una fuente,
una estrella.
Como madres ellas
de brazos acogedores,
ramas que se elevan,
caen las hojas y llenan
la tierra
que es una inmensa
laguna seca
de lágrimas tiernas
de esas madres
que a duras penas
distinguen cuatro letras
mientras tientan
el mundo al cual observan
desde los principios
de la existencia
del ser humano sobre la tierra.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: EL FRÍO QUE NOS LLENA



El frío no tiene a quien le caliente,
no tiene, por no tener,
brasas en su chimenea
ni a nadie que avive la llama en la leña seca.
Tiene el frío
el alma llena
de todas esas cosas
que crecen en el desespero que mueve a quienes viven obediencias
que la sociedad impone con fiereza.
Acompaña al frío
una estela
de lobos hambrientos
y de lluvias tan espesas
que los ríos se salen
y la tierra se llena de la frescor que anida en los ojos de quienes mueren de hambre
a las puertas de la opulencia.
Losa negra
en el alba se alza
y si la encuentras
te puedes hacer con ella
una puerta
detrás de la cual dar descanso a tu existencia.
Lentamente se alzan las nieblas
y para cuando llega
el sol arrogante que las miradas ciega
duerme la noche
y se despierta quien de la mañana espera
que sus sueños luzcan
aunque solo sea
para quitar su pereza y darle fuerzas.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: EN ESAS HORAS DE VELA



Te vienes a mi
entre soles en el cielo recluidos
y banderas de todas las naciones del mundo escondidas y a la espera de que alguien las agite
y pida gresca.
Los pueblos son algo más
que esas circunstancias pasajeras
de fulanos de mal vivir que ocultan sus vergüenzas
agitando con mediana destreza el hacha de la guerra.
Miro hacia ese continente llamado Europa
creado en época de tinieblas
y veo como avanzan sombras
que aterran.
Pasando las páginas que quedan
de ese libro que se fabrica sin tener en cuenta lo que hemos sido y somos
se nos llena de leyes tan extrañas y en ellas
fragantes y lozanas obediencias
hacia todo aquello que en otras épocas
hubiera sido tenido por traición certera.
Pido congruencia
con lo que somos y representamos, por pedir que no sea,
espacios libres por los cuales llenarnos de ese perfume singular que dejan
las flores lozanas que nacen en las primaveras.
No diré una palabra más
no sea que de tanto exprimir la corteza de esa fruta que es nuestra existencia
nazca en mí un árbol de hojas secas.
En la ciénaga
hasta la cual se llega
tras atravesar tierras en las cuales los peligros acechan
se encuentran los misterios que nos aterran
y las más temibles de las bestias,
que si te quieren es para hacer de tu persona un transitar continuo de puerta en puerta.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: SÉ TÚ MISMO Y PIENSA



No hay nada más hermoso que el tú
que avanza sobre la naturaleza
cogido de la mano clamando leyes nuevas que no llegan.
Tu eres el ser de las estepas
siempre esperando que en el invierno no nieve
 para que los caminos no queden enterrados
y con ellos las alas de la libertad que rondan por nuestras cabezas.
Tú eres el que vives en la selva
a la espera de que las altas ramas de los árboles que por el cielo trepan
caiga el maná que si llega servirá para alimentar a la tribu que te espera.
Tú eres el que en las ciudades has construido una vida que te llena
al igual que un cántaro roto sin gota de agua que llevarse a la boca seca.
Tú eres el que no sabe lo que la mano izquierda hace mientras que con la derecha
rehuyes el contacto con la gente y dices a la vez sentir pena.
El tú que por tu cuerpo navega es como la maquinaria rota que espera
volver a ser quien tira de las penas que a montones se acumulan en nuestras cabezas.
Quizás en todas partes haya un tú en quien confiar con la certeza del que trepa
hasta las altas cimas de la paciencia
para ver como las nubes pueblan el paisaje por el cual consumimos  tanto esfuerzo y paciencia.
Del tiempo que dominamos a veces nos queda palabras sajadas por la navaja
que moldea las estrellas
para que siempre se de una luz,
hasta en las noches más llenas de oscuridad en las cavernas de nuestra existencia.
Juro, por jurar que no sea,
que me dejaré llevar sin más cautelas
por el sonido atronador de la voz de quienes no se sienten devorados por el mundo que les rodea.
No siente el que no vive,
ni siente el que nada espera,
solo siente el que se pone una meta
y escribe en su libreta
con el estilo que la vida ha impuesto a su existencia
aquello que no le gusta y de lo cual  reniega.
Quienquiera que tú seas, el de éste o de otros poemas, ten paciencia,
la suficiente para descubrir donde está tu meta
y si la encuentras
intenta llegar el primero y poner en ella una bandera
pues la vida está repleta de esas cosas de las cuales renegamos y en nada nos recompensan.
Ten fe, en lo que nos queda por vivir
evocando siempre esos pasajes que crean conciencia de hombres libres
a pesar de las ataduras de las fuerzas vivas que pueblan la tierra.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

viernes, 26 de septiembre de 2014

POESÍA: DESDE LA MADUREZ MIRO CON OJOS DE NIÑO



Desde la madurez miro con ojos de niño
el sótano donde vivían mis viejos fantasmas,
y las habitaciones desnudas que servían de confesionarios de penas.
Busco las viejas fragancias de las cosas perdidas,
la rama aquella caída sobre la pared de un patio,
al viejo sentado en una silla leyendo en mis palabras su vida,
a la madre, muerta, siguiendo mis pasos y esperando mis llegadas
hasta altas horas de la noche.
Me hundo en los recuerdos
como una cucharilla en el brebaje caliente que se asienta en una taza de porcelana
cuarteada por el tiempo
y remuevo mis ideas
con la misma intensidad que la vida me remueve a mi en cada instante.
Siento a la brisa de la constancia adueñándose de mi ser
y no estoy seguro de que en el remedio que empleo para sacar a flote el tesoro de mi niñez
haya sido todo lo eficiente que las palabras parecen querer dar a entender.
En los orígenes todo surgió como si la vida en el mundo hubiera nacido conmigo
en un día señalado en algún calendario
y a una hora distraída en la que muchas madres en el mundo debieron sufrir de los mismos dolores.
A lo que se ve el hecho tiene esa importancia que uno le da
y que a los demás les resbala por el lomo.
Planteamientos que para otros nunca han existido,
en mi forman parte de mi pequeño universo.
Me sincero  y quiero dar ejemplo,
ser útil con mi testimonio y si al hablarles de mi pueblo Pinarejo, les aburro,
cierren la página de este libro y no continúen,
pues no es bueno notar sobre el cuerpo la sensación del vacío.
Cualesquiera que se atrevan a continuar leyendo
oirán de mi boca y tocaran  con sus manos las piedras viejas que forman ese gran edificio
de los pueblos perdidos de la Mancha
con sus historias tremendas llenas de esa singularidad
que los manchegos damos a las cosas insignificantes
que adornan las mejoras páginas de nuestra historia.
Nuestros muertos han fabricado parte de este mundo llamado Península Ibérica
y sin necesidad de acudir a sufragio alguno sienten tanto los problemas de España
como el último mortal nacido en este pellejo bravo
solo sometido por las fuerzas del mal, vinieran de donde vinieran.
En el tiempo las figuras de la razón, el humanismo, huyó por los caminos y puertos
que llevaban a las cortes, conventos y universidades
que al calor de las buenas brasas surgieron allí
donde siempre alguien quiso y la Mancha con sus pueblos, dehesas, molinos,
lugares, villas, camposantos, campos, montes, ríos, lagunas, quedó vacío
de quienes con sus posos de sabiduría, labrada en los campos,  hacen a los pueblos grandes.
Yo no soy el redentor
que viene a aliviar las penas,
ni mi oficio es el de dramaturgo.
En el hueco frío de las palabras me refugio
y con ellas construyo estos poemas
que dejo al tiempo de la vida
para que sea ella la que un día
convierta a la muerte que produce el rayo
otra vez en luz.
Por consiguiente cuando hablo lo hago
con la libertad de la cual me creo ser sujeto activo
y llevo sin necesidad de lazarillo alguno mis ideas
hasta allí donde las palabras se acaban
y la vista ya no puede seguir el rastro de la pieza que se pierde en los confines de la noche.
Yo quiero, esta es mi frase más hermosa,
hacer de lo imposible un posible,
de lo lejano, lo cercano,
de los vendavales que azotan las cabezas de los incrédulos
inmensos llanos de vientos apacibles
y de los instantes más insignificantes, momentos de ternura.
Cosechando voy siempre
y me veo con el costal abierto sobre el hombro
desperdigando, con la mano abierta, semillas.
Sin embargo las dudas a veces me obligan a lanzar al aire preguntas
que aprietan y duelen más de lo oportuno.
Quizás exagero, quizás sea feliz con todo ello, quizás al pensar en los demás me olvido
de llenar esos espacios por los que camino con las pisadas de mis zapatos,
quizás tu me entiendas, quizás.

Autor: José Vicente Navarro Rubio
 

jueves, 25 de septiembre de 2014

ENGAÑAPASTOR



Caprimulgus ruficollis en su nido
Su nombre científico es Caprimulgus ruficollis, si bien en la península se le conoce con el nombre común de Chotacabras pardo. A pesar de ello en la zona de Sierra Espuña ese nombre apenas si se le atribuye refiriéndose a él como "engañapastor": cuando los pastores que antaño conducían sus rebaños por la sierra tropezaban por casualidad con un nido de engañapastor, el adulto realizaba vuelos de unos pocos metros simulando estar herida y no poder volar bien. De este modo el pastor que trataba de capturarlo no hacía sino seguir al ave que de forma astuta y con vuelos cortos conseguía alejarlo del nido al que protegía.
Se trata de un ave de hábitos nocturnos que se alimenta de insectos que captura en pleno vuelo.
Presenta un plumaje críptico que le hace pasar desapercibido durante el día cuando descansa en el suelo. Los ojos son característicamente grandes y negros. Durante el día los mantiene cerrados o entornados y si los abre llaman la atención rápidamente por su tamaño y color. La cabeza presenta una forma aplastada y el pico es pequeño, con una serie de cerdas a los lados que utiliza para atrapar los insectos con más facilidad.
Cuando vuela su silueta recuerda a la de las golondrinas y vencejos, si bien su tamaño es considerablemente mayor.
Puesta del C. ruficollis con un polluelo y un huevo aún sin eclosionar.
El chotacabras apenas si construye nido: generalmente realiza la puesta en el suelo, buscando áreas pedregosas y con arbustos esparcidos y arbolado próximos. Los huevos son cónicos y por su coloración críptica y forma son realmente difíciles de ver, aún estando junto a ellos pues se confunden con los guijarros del suelo. Suelen realizar dos puestas, una en mayo y otra a finales de junio de uno o dos huevos. La incubación dura unos 19 días y pronto los pollos son capaces de saltar con fuerza. Si el nido es descubierto los adultos pueden mover los huevos de sitio haciéndolos rodar por el suelo hasta una nueva ubicación.
El engañapastor es un ave migratoria: en invierno habita en zonas próximas a Mali, Níger y en general los países próximos al golfo de Guinea. Su migración es nocturna por lo que ha sido poco observada. Llegan a la nuestro país a finales de abril. En verano podemos verlos en la península ibérica excepto en las zonas más septentrionales y en el norte de África en Marruecos, Túnez y hasta Argelia.
Más información en estos enlaces:

POESÍA: A ESA LUZ DE LA VERDAD



No te dejes llevar
por otra cosa que no sea
la luz de la verdad.
Luces que vienen
y luces que se van
y luces que se dejan fotografiar
en la fogosidad del día
y en la paz
de esas noches de silencios
que hay que espabilar
con canciones de cuna
y alabanzas sin parar
a ese hado misterioso
que nos regala el despertar.
La noche traicionera
no me deja en paz
y en los silencios retraídos
escucho sin parar
el tic tac misterioso
de un reloj que no me deja descansar.
Llegar al día para disfrutar
de todo lo que nos trae y se va
para llegar otra vez
a esa oscuridad
en que la mente se sume sin rechistar.

Autor:José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: ¡AY DE AL NOCHE!


No te dejes llevar.
Voy y vengo
como la rosa al mar,
como el luto a la muerte,
como quien no deja de llorar.

Trae la noche llantos
que parecen de alta mar
como si fueran de sirenas,
como si los marinos quisieran hablar
desde las fosas abismales
 a las que fueron a parar
en una negra noche en que el cielo venía a cantar
rayos y relámpagos difíciles de explicar.

¡Ay pintor de mares que no se dejan pintar!
¡Ay de la noche!
¡Ay de la mesa sin pan!
¡hay del pobre sin cama!
¡Ay del rico que todo lo quiere guardar!

Todos son ¡Ay!
sin más necesidad
de exclamar: ¡Basta!
y dejar
que el sol salga y la luna se muestre irreal
como si fuera una doncella apunto de casar
con sus encajes de blanco
y sonrisa con sabor a mazapán.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

lunes, 22 de septiembre de 2014

POESÍA: PARA CUANDO LA LLUVIA SOBRE VALENCIA HOY CAÍA




La lluvia nos ha traído una cierta alegría
como si el otoño fuera la puerta que se abre a un nuevo día.

Ha caído el agua en cascadas abiertas
a través de las heridas del espacio y también caía
desde las cornisas, azoteas y tejados de arcilla cocida y de uralita.

La ciudad sedienta no se creía lo que se le venía encima,
pues llevaba tiempo a la espera de esas lagrimas vivas
que desde el suelo suelen llegar para regar los campos fértiles de nuestras vidas.

Mi índole comulga con el agua
y lo hace cuando el tiempo me permite remontarme a sus fuentes antiguas
y contemplo sin más ayuda que mi corazón como ojos y pluma
aquellos momentos de una existencia pacífica
en que los hombres llegaban a las casas
con la garganta convertida en un duro terrón de arcilla,
y con la tierra pegada a los labios por los que transitaban palabras implorando caridad divina.

No quiero más palabras para estos minutos de floreciente orquesta matutina
que la música y el susurro contenido que a través de los cristales de una oficina se oían
mientras las nuevas tecnologías se venían abajo
y el telón del gran teatro de la vida se alzaba de forma gratuita.

¡Quizás me dejé llevar!. ¡Quizás me dormí mientras casi encima de mí me llovía!.
Buena es la lluvia y es bien recibida
para colmar anhelos y  para que todos vean con sus ojos como es tan bien recibida
que los árboles y plantas de los jardines la reciben con alegría.

Quizás eres tu lluvia el halo alegre que se descuelga del columpio que le sirve de silla
o quizás simplemente seas un conjunto de factores que culmina
en una formula química. Todo cabe en el reino de la fantasía
y si por ella nos dejamos llevar y si en ella fijamos nuestra vista
la vida que vivimos será mucho más vida.

Entreabro el gran cesto donde yacen todos nuestros momentos
y encuentro entre gran cantidad de piras las impávidas cenizas
que algún día fueron algo más que materia gris sin sabor a vida.

Solitario, cerca de un cristal que trasmite el furor de los dioses de la lluvia
escucho un parloteo y unas risas. ¡Es la lluvia!,
canción de los pobres que cuando finaliza nos devuelve a los leones de la vida.

Algo nos incita a ver la mañana tan distinta que nadie diría,
que somos los mismos de ayer
por  mucho que le bajemos la voz a la música.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

domingo, 21 de septiembre de 2014

POESÍA: AULD LANG SYNE




En mi la rutina crece como si fueran las páginas de un libro
unas veces llenas y otras vacías
dependiendo de los buenos vientos,
esos que a Roberts Burns  abandonaron el día
en que Escocia dijo "Sí"
y su "Auld lang syne" se hizo astillas
del tamaño de unas cabezas de cerillas
con mucho fósforo, pero poco patriotismo encima.
Cuando llego la hora de decir adiós algunos se cagaron encima
y todavía hoy, a muchas horas vista, en Kirirkcandi y en otras ciudades, Edimburgo,
se respira de ese porcentaje de votos que han devuelto la vida a una maltrecha economía.
La gran madre ya sabe de lo que por el Norte y Sur se le viene encima.
Derechos y mas derechos caerán del saco donde se criban las buenas de las malas semillas
y si con eso se paga el daño que la autonomía hubiera procurado al pirata de las grandes islas
bienvenido sea el "SI" que se comerá en un día el pan que le de su madrastra con pinzas.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

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