I
Ante todo siempre queda
de las noches sus silencios
clamando sin más detalles
ni historias
que los que produce con sus aromas
al impregnar las casas por cuyas
ventanas se cuela en nuestra existencia.
Se viste la noche
para ese trance
con su traje bordado de estrellas,
bien calzada con zapatos de tacones
que resuenan
cuando el reloj toca sus horas, una
tras otra, muertas.
II
Ante todo nos espera
en la edad que va
ya pasados los cincuenta
la cuenta atrás
sin más historietas.
Si miramos por la mirilla
de esa puerta
que en el pecho se abre
por inercia
encontramos la otra parte de
nuestra existencia.
Late el corazón,
pura química
somos como las bebidas gaseosas
cuando la botella se agita con
violencia.
III
Los mapas muestran un mundo
que a mí me suena
a materia muerta
vista la tierra
desde la estratosfera.
Se ilustran los mapas
con etiquetas
que dividen al mundo
con demasiadas fronteras,
como si fuera
una tarta
en la que hay que poner una vela
para soplar sobre ella.
IV
Los caminos llevan allí donde cada uno de nosotros tiene puesta su meta
o tal vez
si me apuran
a ello presto mi experiencia
las sendas
están hechas
para que nos sirvamos
de ellas,
ya de ida,
cuando vamos,
o de vuelta
cuando regresamos
a casa con las alforjas llenas
V
Es el aire
parte de nuestra existencia
y sin él
la vida se disuelve
como el llanto
cuando sobre el suelo se estrella
para convertirse en lágrima seca.
Autor de la poesía: José Vicente Navarro Rubio
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