sábado, 3 de enero de 2015

POESÍA: DESDE UNA BAHÍA, LA DE CULLERA



Es en la montaña 
llena de naturaleza
que aflora entre las piedras, 
rocas y tierra 
batida por los vientos 
que azotan como galernas, es,
entre
esas esencias
donde se encuentra
la  nada
y ese reloj de arena
que mide los tiempos
como si todo fuera
quinta esencia 
de ese pasado que aprieta
e hinca  espuelas.

Todo en la montaña es limpio, 
belleza, extrema,
desde el aire que pasa marcando un ritmo suave. Alegría plena
de música que no cabe en libreto alguno, de comedia o tragedia,
hasta la lluvia que cae dando vida, Odisea nueva

a ese espacio tan íntimo en él que uno se siente, 
mientras tararea,
gota colgando de una nube negra.

En medio de esa montaña mágica que se eleva
sobre la llanura con mar, río, laguna y acequias,
brota la vida entre murmullos que suenan 

en los oídos 
de quienes por ella caminan sin miedo a despertar a las estrellas. 


Ya en ese espacio,
al cual acudo
para sentirme libre

de las tragedias
que  azotan al mundo,
leo y disfruto
descifrando todo lo que mis ojos observan
desde lo más grande e
 ínfimo 

que ante mi vista se presenta,
hasta lo que se presiente si el oído al suelo pegas.
En esos momentos, 

en que uno camina 
por esos espacios llenos de viva naturaleza,
nos olvidamos de las viejas teorías

que explican nuestra existencia
sobre el planeta  tierra
como si fuéramos los reyes de la naturaleza.

El mar desde aquí

camina tan cerca
que con las manos abiertas
remo hasta una playa
ahora desierta
sin más monstruos
que los que las ramas a mi paso menean.
 
Ruinas descritas en los libros
de un precipicio cuelgan

y en ellas
se ve la mano concreta
de lo que somos sin más sorpresas
que las que uno quiera.
Somos así 
y eso forma  parte 
de nuestra propia esencia
de seres humanos
con las manos llenas
de todo aquello que trae destrucciones y guerra.

Autor de la poesía: José Vicente  Navarro Rubio

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