martes, 10 de febrero de 2015

POESÍA: DEL HOMBRE Y LA TIERRA (7)



1)
Camina el hombre
y en sus andanzas
se hace preguntas
al tiempo que se encuentra
con el otro mundo,
el de los compromisos y preguntas.
El hombre se hace poco a poco
y se llena al igual que una vasija
de aquello que sirve para escribir y asimilar teorías.
Vuelve el hombre al compromiso
y a la razón pura
para casi en ese secreto de sepultura,
beber de los libros y de las enseñanzas que se reciben en las tertulias.

2)
Dos mundos se adivinan
en quien se viste de largo
y encuentra
en la jungla de la ciudad,
amasijo de ideas difusas,
esa llama profunda
que arde por dentro
sin dejar más cenizas
que las que se pueden depositar,
besos,
en una mejilla.

3)
Disyuntiva.
La ciudad que inunda al ser
que se abre al mundo
sin más miras
que llenarse de cultura
y el hombre con su búsqueda
que encuentra otras formas de vida
para el desconocidas.

4)
Los libros, las formulas
y las teorías
sirven para aquello
en lo que uno se implica.
Al otro lado del talud,
allí donde la ciudad no duerme
y los hombres no tienen prisa,
se vive otra vida,
esa que resucita en el alma sufrida
de quienes sienten a su pueblo
crecer en su interior como una espiga.

5)
Cuando se marca una línea
y uno es fiel
a ese espíritu de lucha,
compromiso al que nadie obliga,
solo queda continuar caminando
con los ojos puestos
en aquello que motiva.
El pueblo
que te llena de vida,
la lengua
que te sirve para trasmitir las ideas
que por dentro inundan,
la cultura
de otros y estos días
y la fe
puesta
en la creencia
de que lo que haces sirve para abrir y cerrar
puertas a las que acudías solicitando ayuda.

6)
Se
que esos libros
dormidos de por vida
algún día
tendrán su ocasión,
por ahora perdida,
de poder ser abiertos
para enseñar esas maravillas
que hace de los hombres
más sensibles ante los ojos de los que necesitan doctrina.

Autor de la poesía: José Vicente Navarro Rubio

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